Editorial.
Con 180 votos a favor, de 22 partidos, casi todos enemigos de España, e incluso del etarra Bildu, en una indignidad máxima para España, su presidente felón es desde ahora Pedro Sánchez, que lleva al PSOE a su desfonde moral. En contra, 169 votos y 1 abstención.
La moción de censura ha mostrado ser otra falla del sistema institucional español. Mariano Rajoy tenía que ser desalojado del Gobierno. Mucho antes de la sentencia sobre la trama Gürtel, Rajoy era un político amortizado, al frente de un partido en el que la corrupción ha hecho metástasis hasta afectar a los tuétanos. Rambla Libre ha venido pidiendo ese desalojo como prioridad nacional y, por tanto, no podemos por menos que mostrar nuestra satisfacción.
Los motivos que nosotros percibimos para considerar altamente positivo desalojar de una vez a Rajoy de La Moncloa van mucho más allá y son más profundos que los exhibidos en el esperpéntico y patético debate del estado de la nación. Rajoy se ha enfangado y perpetrado una corrupción ideológica en gran escala mediante la cual se ha dedicado a legitimar toda la agenda suicida de José Luis Rodríguez Zapatero y se ha dedicado a aislar y perseguir a la derecha social, dejándola sin voz y sin representación parlamentaria. Por tanto, ahora se abren muchas posibilidades y es preciso que esa derecha social sea capaz de percibirlas y no quede atrapada en un trauma que sólo corresponde al PP, un partido que sistemáticamente ha traicionado a sus electores y se ha dedicado a favorecer los esquemas degenerados de una izquierda periclitada.
En ese sentido, Rajoy merecía un impeachment, toda vez que su apego al poder, y su miedo a los juzgados, le ha paralizado de cara a hacer lo que era un mínimo imperativo ético: dimitir. Se le puede reconocer sin ambages a Pedro Sánchez haber tenido el coraje para proceder a esa demolición.
Un conjunto de retales no componen un tapiz
Sin embargo, la segunda parte de la moción de censura, su carácter constructivo que conlleva un cambio de Gobierno ofrece un paisaje desolador. La coalición de intereses que han conformado una mayoría absoluta es un conjunto de retales informes que no pueden componer un tapiz. El panorama es absurdo hasta el sonrojo. De partida, Pedro Sánchez carece del respaldo para afrontar ninguna labor de Gobierno. Cuenta con 84 diputados. El intento de Pablo Iglesias de ofrecerse para un gobierno progresista, que dotaría de dignidad a Pedro Sánchez y le haría salir del mal menor es una quimera, una estricta ficción que demuestra una incapacidad supina para el análisis.
El sostén fundamental del Gobierno son los votos de los diputados del PNV, que, ciertamente, no es un partido progresista. No todos los que están por la destrucción de la unidad de España son progresistas. Eso es una simple bobada. Por supuesto, en términos de corrupción, el PSOE también está afectado y no puede dar lecciones, y mucho menos el PdeCat que en tal cuestión ha batido todos los récords de la inmundicia.
Un Gobierno marcado por el absurdo y la traición
Las contradicciones son clamorosas. Por supuesto, Rambla Libre se posiciona decididamente contra el nuevo Gobierno que nace marcado por el absurdo y la traición. Ni tan siquiera Pedro Sánchez ha sido capaz de establecer un programa de Gobierno fuera de generalidades vaporosas, cada una de ellas sumamente inquietantes. Auguramos a Pedro Sánchez un completo fracaso y al PSOE un absoluto ridículo. Este Gobierno debe fijar de inmediato una fecha electoral, sin pretender moverse en la pulsión de la estabilidad, porque implica una inestabilidad máxima que España, la sociedad española, no se puede permitir.
Los españoles van a ser utilizados como cobayas de un proyecto abocado al fracaso. Un conjunto de minorías, con intereses contrapuestos, no pocas de ellas teniendo como objetivo la demolición de la nación española, no pueden constituir una mayoría. Pedro Sánchez, que en términos de limpieza democrática tiene amnesia selectiva y se ha olvidado de su penosa presencia en la Junta General de Bankia, no puede cegarse con su torpe ambición ni convertir al PSOE en el caballo de Troya de la destrucción de la unidad nacional; eso sometería al PSOE a tensiones insoportables, pues los diputados de las zonas menos infectadas por los separatismos, como los de Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón y Extremadura no lo permitirían.
Renovación del patriotismo
Es preciso hacer un llamamiento a la derecha social, a través de nuestros cada vez más numerosos lectores, para proceder a un rearme ideológico, a la renovación del patriotismo, al desenganche completo con los dictados anestesiantes de la corrección política, para ponerse en situación de defender la unidad nacional, que evidentemente ha entrado en zona de máximo peligro.
Este peligroso experimento explosivo debe servir para desacreditar por los siglos y enterrar esa colección de simplismos y clichés ahormados bajo la etiqueta de progresismo, y aún de la izquierda.
Esta es la hora de un rearme moral de la derecha y de una pulsión ganadora hacia la regeneración democrática.