AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


La izquierda de las palabrejas

Redacción




Enrique de Diego.

He de reconocer que la izquierda, de tanto en tanto, me asombra y enternece. Utiliza palabrejas para ocultar la realidad y las repite como si fueran destinadas a personas que han recibido implantes a través del adoctrinamiento educativo y la propaganda mediática.

La izquierda saca a colación sus palabrejas y así se evita la funesta manía de pensar. Faltaba que hoy Pablo Iglesias, que va de la mano de un nazi, con la salvedad de que odia a España, saliera con el recurso del epíteto fascista referido al centrista Rivera. Lo de Pablo Iglesias es, desde luego, de traca. Un personaje histriónico que llega a citar el concepto Patria instantes después de haberlo demolido.

Nada más enternecedor que ese afán por el diálogo que toda la izquierda tiene. Aman el diálogo incluso los de Bildu cuyos ancestros inmediatos pegaban tiros en la nuca. Todos, incluido el iluso Pedro Sánchez, confían en los efectos balsámicos y taumatúrgicos del diálogo. Dialoga que algo queda. Nunca se sabe, a ciencia cierta, sobre qué van a dialogar. Pedro Sánchez, que debe ser un seductor de virtudes ignotas, está dispuesto a dialogar con la friolera de 22 partidos, dispuestos a romper la túnica inconsútil de España. ¿De qué va a dialogar con Joan Tardá, fuera de algo relacionado con el baloncesto? De lo que quiere Tarda que dialogue, y ceda, Pedro Sánchez es delito y grave. Pero, a pesar de ello, siguen con la matraca y se engañan unos a otros creyéndose con ello muy tolerantes, cuando no hacen otra cosa que engañarse todos y alimentar conflictos cuya solución pasa por la claridad y la fortaleza.

NO TE LO PIERDAS:   "A mi madre la mataron"

También está eso de progresismo, de que son progresistas, cuando son cavernícolas y algunos decimonónicos de un biotipo muy degenerado, pero se autoconceden la condición de progresistas, sin concretar en qué consiste el mantra, el palabro, y se muestran tan ufanos, como dotados de un aura que hace tiempo se desvaneció.

Hay momentos en que parecería que, en efecto hay entre ellos arcanas sintonías, fuera del enemigo común, que son pandillas de la misma mafia, cuando son mafias dispuestas a enfrentarse por sus diferentes territorios. Habría que encerrarles -como a los cardenales del Renacimiento cuando no elegían Papa- un par de días a todos para que dialogaran…a ver quien salía vivo.

No ha dejado de ser entrañable ver hoy como se hacía el harakiri en público el pequeño burgués Pablo Iglesias, bien adobado de palabrejas.