Enrique de Diego.
La vida te sonríe, Pablo. Después de beneficiarte a varias de Podemos, lo cual en otro caso sería machismo y gineceo, pero en el tuyo es promiscuidad progresista, vas a tener mellizos con la compañera Irene Montero, que ha hecho una estupenda carrera desde que se inició como tu secretaria o jefa de gabinete, como se dice en estos tiempos gramáticos. En entrambos os habéis comprado un casoplón, un chalet en lo más exclusivo de la sierra de Guardarrama, 2.000 metros de finca en La Navata, pedanía de postín de Galapagar. Vamos, tronco, perdón, Don Pablo, que te has hecho un Guindos.
En España siguen los desahucios, los empleos de hambre y esclavitud, pero, al menos, el 15 M y Podemos han servido para que tú te lo montes y progreses hasta ser un amo del mundo, pasando de los 60 metros de tu piso en Vallecas, a tener más que esos metros sólo para los invitados, con tu piscina particular, tu invernadero… Ya lo dijo el ideólogo de las becas black Iñigo Errejón: “La militancia no vive del aire”. Así que el conducator, menos.
Tus niños, Pablo, vienen con dos actas de diputados bajo el brazo, una de papá y otra de mamá, privilegiada endogamia política. Tú, Pablete, siempre quisiste ser casta y ya has llegado a lo más alto. Tus vecinos ya te han visto en el restaurante de lujo de El Tablao. Y, mira por donde, eres vecino de Carolina Bescansa, que vive a menos de cien metros tuyos en otra urbanización de lujo. Y para darle un toque progresista a la transacción el chaletazo se lo has comprado a un iraní y has conseguido unas condiciones de hipoteca muy ventajosas: 800 euros tú y 800 euros, ella.
No vas a tener demasiado buen ambiente en tus vecinos, que recuerdan tu twitter: quién “entregaría la política económica del país a quien se gasta 600.000 euros en un ático de lujo”. Apúntate el cuento. O aquello que le dijiste a la multimillonaria Ana Rosa Quintana, quien con su Sicav no paga impuestos, de que “políticos que viven en grandes casas es lo peligroso”. Tienes más cara que espalda, Pablo. A tus vecinos los han puesto literalmente a parir y ahora a cagar a Galapagar. Eres un personaje salido de la picaresca cañí, escoria del sistema, del que siempre has sido su coartada. Un lameculos de los poderosos, haciendo el bufón, cumpliendo tal misión desmerecida, pero al tiempo con la listeza de los pillos. Andan algunos podemitas diciendo que tu buenaventura inmobiliaria es eso de una fake news, porque les parece increíble -¡pobres indigentes mentales!- aunque era completamente previsible. Ya te vimos en los documentos de la Open Society, filtrado por Wikileaks, situado como un lacayo de George Soros.
Ahora, Pablo, tienes que hacerte un conservador de tomo y lomo, de lo tuyo. Tienes que llevarte bien con Irene y que vayáis los dos siempre en puestos de salida, porque entrambos tenéis que pagar la hipoteca y no podéis fallar. No se te ocurra separarte –no habéis pasado por el juzgado, que se sepa- porque sería un desastre inmobiliario y, con niños de por medio, Irene te presenta, seguro, una buena batería de denuncias por violencia de género: te echa de casa y te deja sin los niños. Y retira las patéticas leyes que tienes presentadas, que les vas a armar un lío mental a las criaturas con su orientación sexual.
Y cambia ya el rollo de los okupas, que no cuela. Ya eres un cacique político con propiedad de lujo. Contigo, de conocerte, el inolvidable Tom Wolfe hubiera hecho maravillas. Te recomiendo Maumando al parachoques y La izquierda exquisita, cara dura.
Ha salido en tromba el camarada Monedero a defender tu buena estrella. “Malditos rojos que no viven debajo de un puente”, ha escrito el cantamañanas chavista. Nunca se ha visto a un “maldito rojo” viviendo debajo de un puente. Ahí pueden verse a gentes de derechas escondiéndose de los comunistas, para que no les asesinen o les lleven al Gulag siberiano; o arruinados por ellos.
Parece mentira que cien años después se siga con esas estulticias: ya sabemos que a los comunistas os gustan las dachas, los privilegios, la nomenklatura y, para los demás, los campos de reeducación y exterminio. Camarada Monedero, Pablo Iglesias puede, en todo caso, darse un paseo por debajo del puente de El Molino, que es romano-medieval, rehabilitado en el Renacimiento.
Pablo, de verdad, eres un completo impresentable, un jetas, un personaje de comedia bufa. No vuelvas, por favor, por Sol, ni por Vista Alegre. Sería demasiado ofensivo y hasta ridículo.