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El Partido Popular traiciona al voto patriótico, conservador, católico y de las clases medias

Redacción




Editorial.

El Partido Popular se dispone a reformar el Código Penal en un acto de completa sumisión al feminismo de izquierdas. Es la última impostura de un partido que ha abandonado los principios y se ha convertido en una mera maquinaria funcionarial de poder y corrupción. El PP traiciona, de manera sistemática, el voto patriótico, conservador, católico y de las clases medias.

El PP mantiene una posición política en descenso sólo en los mayores de 65 años y en los municipios de menos de 2.000 habitantes. Es un deterioro que no se explica sólo por la generalizada corrupción de ese partido, sino por la traición a cualquier principio.

De manera sistemática, el PP hace en el Gobierno lo contrario que promete en campaña electoral y proclama en sus programas. Es notorio que las dos últimas campañas, Mariano Rajoy centró su mensaje en la bajada de impuestos, para invariablemente volver a subirlos en la primera semana tras su toma de posesión.

El PP hizo campaña contra el matrimonio gay y llevó la Ley al Tribunal Constitucional, que aún no se ha pronunciado. Pasado el tiempo, Mariano Rajoy asistió a la boda de Javier Maroto, uno de los vicesecretarios del partido. Perpetró un completo engaño porque le convenía mantener el voto católico que estaba movilizado. Una vez en el poder, el PP ha aprobado en las autonomías que gobierna, como la de Madrid, leyes que ponen todo el sistema educativo bajo el control del colectivo LGTBI, cercenando la libertad de cátedra y el derecho de los padres a elegir la educación de sus hijos.

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Los peperos hicieron igualmente campaña contra el aborto, tras la aprobación de la Ley de Bibiana Aído, pero tras los escarceos de Alberto Ruiz Gallardón no han hecho modificación alguna.

Mariano Rajoy no ha introducido modificación alguna ni ha derogado las leyes destructivas aprobadas en las legislaturas de José Luis Rodríguez Zapatero. No lo hizo en la legislatura en la que contaba con una clara mayoría absoluta. Así, la Ley de Memoria Histórica, que impone una visión de la guerra civil, habitualmente falsaria, sigue en vigor. Lo mismo sucede con la Ley Integral contra la Violencia de Género, que ha suprimido de hecho la presunción de inocencia de los varones.

A la vista de las cesiones del PP, la izquierda plantea posiciones cada vez más radicales, cuando la población está cada vez más distanciada de la corrección política, pero mediante el chantaje del voto útil el PP intensifica el deterioro. Ahora es ya el PP el que trata de aparecer como el más políticamente correcto, y el ministro de Justicia pretende introducir la llamada perspectiva de género en el sistema judicial.

En Cataluña, Mariano Rajoy ha aplicado un artículo 155 vergonzante y está haciendo maniobras contra el juez del Supremo, Pablo Llarena, bajo la estrategia de rebajar la tensión, que sólo consigue aumentarla. Los símbolos de la nación no son respetados e incluso se envía a Eurovisión a dos separatistas que se mofan de España.