Yolanda Cabezuelo Arenas.
Un año más el mismo debate sobre la bandera a media asta en los cuarteles en honor a la muerte de Cristo. 40 años ya con la misma cantinela. La Izquierda poniendo el grito en un cielo en el que no creen, indignados porque en España se vivan las tradiciones; las católicas, claro, porque al Ramadán le llueven los plácemes de todos estos progres que por su gusto quemarían iglesias, y en su lugar levantarían mezquitas.
Aunque seamos un Estado aconfesional, no hay más que ver la muchedumbre que acompaña a las procesiones de Semana Santa, en estas calles que son nuestras, y no de Abderramanes ni de Boabdiles; la gente que vive con emoción las cofradías, sumados dan muchos españoles: muchos más que progres, gracias a ese Dios por el que ondean las banderas a media asta.
Una semana al año, y les parece intolerable. Porque tengan la desgracia de no ser creyentes, ni entiendan el sentido del respeto a las creencias ajenas, quieren borrar de un plumazo Barroco, tradición y sentir de una semana que no hace daño a nadie. Y protestan en debates encendidos, pero no se les ocurre protestar renunciando a las vacaciones de Semana Santa; que son progres, pero no tontos.
Supongo yo que habrán tragado quina hasta quedar negros con el espectáculo emocionante de la Legión portando al Cristo de la Buena Muerte, que con tanta devoción se vive en Málaga; con el toque de homenaje a los que han dado su vida por España; y sobre todo con la participación popular; porque les da una idea de la cantidad de españoles que pondrían el grito en un cielo en el que sí creen si se les toca su derecho a vivir esta semana.
Parece que quisieran disculpar el sentir general Cristiano lamiendo las botas del islamismo, como si en España importase el Ramadán algo más que tres pares de puñetas. Y vengan mezquitas, y vengan subvenciones; venga disculpar y silenciar los robos, las violaciones, las bravatas de amenaza y la grave ofensa a los derechos humanos que supone obligar a una criatura a llevar velos islámicos con 40 grados a la sombra… por lo visto eso no ofende a nadie.
Ofende el Cristo de la Mena, Cospedal limpia y correctamente vestida y las banderas a media asta… Ofenden estos caballeros legionarios que nos han transmitido a todos la emoción de llevar sobre los hombros aquél al que se encomiendan; ofende «El novio de la muerte«; y el Gran Poder en la plaza del Triunfo; y la Macarena bajo una lluvia de pétalos por la calle Parras…
El año que viene volveremos al mismo estúpido debate de todos los años porque éstos son como la burra, que vuelve al trigo; pero Dios mediante se repetirán las santas escenas, que son arte vivo, y las banderas a media asta; se repetirán los aplausos, y las lágrimas de emoción… Y seguirá importándonos el Ramadán tres pares de puñetas.