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Las maravillas del fin del mundo (10): Esos nuevos trabajos que nunca existirán

Redacción




Enrique de Diego.

Uno de los mayores prodigios de este tiempo cenital en los que un selecto grupo de satanistas multimillonarios conspiran para extinguir la especie es la escasa o nula repugnancia que provoca la mentira. La comunicación oficial de las sociedades democráticas funciona mediante la mentira. La línea editorial de todos los medios, pues su poder está concentrado por los satanistas, es la mentira. Se miente a todas horas, en todo momento, como la costumbre dominante y la mentira expulsa a la realidad como la falsa moneda.

La robótica destruirá todos los trabajos hechos por humanos y dejará inservible al conjunto de la Humanidad, pero como la población pastueña se ha acostumbrado a ser aborregada con la mentira el mantra es que se crearán nuevos puestos de unos trabajos mucho mejores, de excelsa calidad y se supone que, por ende, de magníficas retribuciones. Ninguno de los mentirosos es capaz de desarrollar la imaginación lo suficiente para evacuar cuál será alguno de esos ignotos trabajos, pero la consigna se repite.

El Gobierno de Mariano Rajoy, empezando por él, y terminando por el último cargo, miente, a todas horas. Así hay que ser condescendientes con Begoña Cristeto, quien ha declarado que «el empleo no se destruirá, se transformará. Con el tiempo se crearán trabajos distintos, pero si España lo hace bien, acabaremos creando muchos empleos y de mucha calidad».  Es una grosera mentira; una mentira al peso, tan indigerible que el juntaletras de la edición digital de El Confidencial acota que “solemos oír esta frase con cierta frecuencia, pero en este caso es más relevante: quien la dice es nada menos que Begoña Cristeto, secretaria general de la Industria y la Pyme del Gobierno de Mariano Rajoy”. Cristeto miente más que habla, lo cual es norma en el Gobierno. Y, en propiedad, su afirmación es una soberana estupidez que se evacuó en el marco del foro ‘La pequeña y mediana industria ante el reto de la transformación digital».

Como en estos tiempos cenitales del fin del mundo, lo emocional ha anulado el raciocinio y no hay repugnancia hacia la mentira, la clave es cómo se siente la mentirosa Cristeto. Y ella se muestra optimista, con un pero: «Tenemos que estar preparados para la transformación digital. Tanto a los jóvenes que están en la universidad como a nuestros propios niños tenemos que empezar a formarlos en esta nueva tecnología, en este nuevo paradigma, para que puedan manejar la industria 4.0″.

Pero la cosa no se queda ahí: «También tenemos que preparar a los trabajadores de nuestras fábricas. Su rol va a cambiar, porque se va a introducir una tecnología donde parte de su trabajo será sustituido por un sensor, por un iPad o por una máquina que maneje datos. Tenemos que estar preparados para que den ese salto».

En ambos casos, la secretaria general de la Industria y la Pyme ve una palabra clave: «Formación. Hay que formar a los jóvenes y a los empleados para que conozcan la tecnología, sepan usarla y, además, adquieran habilidades digitales que van a necesitar a la hora de trabajar. Si tu trabajo lo puede hacer un iPad, es mejor que te formes, porque podrá ser realizado por una máquina».

Si podrá ser realizado por una máquina, ¿para qué ha de formarse el candidato al paro eterno? ¿Habrá de transformarse en Ipad?

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Los ingredientes están claros; otra cosa será la receta: «Estamos seguros de que, si somos capaces de aceptar este reto y entrar de lleno en él, vamos a crear muchos empleos en España, y serán empleos cualificados«.

Para Begoña Cristeto, «la introducción de las nuevas tecnologías en nuestra cadena de valor no es una opción, sino una necesidad. Las empresas que no la acepten se van a quedar fuera del mercado en el cortísimo plazo».

¿Cuáles serán esos trabajos de calidad? Nada se dice, nada se sabe. El discurso de Cristeto es mántrico y esotérico; es, además, rancio y periclitado; ha quedado obsoleto. Es el discurso de la sociedad de la información y las nuevas tecnologías de hace unas décadas. ¿Qué han traído las nuevas tecnologías? Algunas cosas buenas y muchos empleos precarios, pero es que, además, esas nuevas tecnologías se movían en la lógica instrumental, para servir al hombre, mientras la lógica de la robótica es esencial: sustituir al hombre, eliminarlo. Cristeto además de mentirosa es una ignorante proteica. Dice lo que tiene que decir para mantener su ineficiente puesto. Pero para evacuar sus obviedades bastaría un papagayo o un robot.

La teoría esta muy bien, pero ¿y la práctica? ¿Hay algún sector que ya se haya aplicado esta receta y la haya llevado a cabo con éxito? Lo cierto es que sí, y un ejemplo de ello lo podemos ver en el sector textil español.

Y es que la digitalización de las empresas ha permitido producir tejidos, prendas y calzados personalizados que con otras técnicas hubiese sido imposible diseñar. Hablamos de tecnologías como la impresión 3D, los tejidos inteligentes, la realidad virtual o el ‘big data’, a las que muchas empresas españolas ya han dado el salto con éxito.

La impresión 3D ha revolucionado el sector y ha hecho posible la producción de prototipos agilizando el proceso de diseño. Cataluña ha apostado fuertemente en los últimos años por ser un referente internacional en impresión 3D y atraer así inversión extranjera. Así lo demostró en 2017 con el anuncio de invertir 28 millones de euros hasta 2020 en el Global 3D Printing Hub de Barcelona un ‘hub’ de 10.000 metros cuadrados en el campus Diagonal-Besòs, donde se combinarán actores públicos y privados para la investigación, innovación y transferencia tecnológica en materia de impresión 3D a la industria.

 

La digitalización también ha fomentado la aparición de tejidos inteligentes. Sujetadores que detectan enfermedades, camisetas que producen la sensación de estar recibiendo un abrazo, vestidos que se iluminan a elección del usuario… Las posibilidades que brindan los tejidos inteligentes son ilimitadas. Y a ello se ha lanzado la empresa española Nuubo, que ha diseñado un tejido capaz de capturar el electrocardiograma a través de sensores integrados en la propia prenda. Puede servir para detectar y prevenir cardiopatías, y en el mundo deportivo ya se han interesado por ella.

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La revolución en este campo no ha sido cosa de poco. De hecho, el sector textil y de la moda español representa el 2,7% del PIB y emplea a 271.052 personas, y la realidad virtual está empezando a penetrar en él. Esta tecnología ya sido utilizada en otros países como, por ejemplo, el Reino Unido, cuando Topshop acercó a los clientes a primera fila de una de sus pasarelas.

Tallas, colores, modelos… El sector textil y de la moda maneja un gran número de referencias y soluciones que, como el ‘big data’, son especialmente relevantes para aumentar la productividad. Su aplicación permite gestionar grandes volúmenes de datos con técnicas de análisis de la información y así evitar errores en las predicciones de venta o los excesos de ‘stock’, fatales para la cuenta de resultados.

Son, a lo que se ve, todo maravillas inenarrables, el fulgor de un nuevo amanecer cegador. Sin embargo, para el año 2.030, el 34% de los empleos habrán desaparecido por la automizaciòn,  según el estudio ‘Will robots steal our Jobs?’, elaborado por PwC a partir del análisis del mercado laboral de 27 países.

El informe apunta que en los próximos años solo un 3% de los empleos en España estará en riesgo por la implantación de la inteligencia artificial, por una denominada oleada algorítmica que trae consigo la automatización de las labores más sencillas y del análisis estructurado de datos.

En una segunda fase de automatización aumentada, que se prolongará hasta mediados de la década de 2020, se ampliará el intercambio de información y al análisis de datos desestructurados, con lo que el 21% de los empleos podría estar en riesgo.

Esta automatización del mercado laboral español alcanzará su oleada autónoma a partir de 2030, cuando el 34% de los empleos se verá afectado por la automatización tanto de tareas rutinarias como de destrezas manuales y la resolución de situaciones y problemas en tiempo real.

En España, afectará al 39% de los hombres y al 28% de las mujeres, y será más crítica con los empleados de nivel de formación medio (39%) o bajo (44%). Además, los sectores que potencialmente se verán más afectados por la automatización serán el transporte y la logística y la industria, que podrían perder el 52% y el 45% de los puestos de trabajo, respectivamente, en el escenario más avanzado.

Para los sectores de alimentación y distribución las previsiones son más moderadas (34%), mientras que el de educación será el que menos se vea afectado por la robotización, con solo el 8% de los empleos en riesgo.

El estudio de PwC considera que, muy probablemente, los viejos empleos sean sustituidos por otros nuevos aunque, por supuesto, no dice cuáles, por la sencilla razón de que ni existen ni existirán: el objetivo de la robótica es sustituir al ser humano y todo lo demás es comentario y mentira cochina.