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A Ignacio Escolar: Quien arranca una vida no es más que un asesino

Redacción




Yolanda Cabezuelo Arenas.

Hay cosas que mueven a la indignación por más paciencia que tenga uno. Explíquele Ignacio Escolar a los hombres españoles de qué color es el cristal con que se mira en este país la presunción de inocencia, y por qué un hombre tiene que demostrar que es inocente y en cambio insisten en llamar presunta a la asesina de Níjar.

Desde Eldiario.es lamenta este señor que la gente odie a Ana Julia Quezada porque es mujer, y es negra, obviando el hecho de que se ha hecho merecedora de ese odio por asesina. Lo de presunta es un derecho legal; era, mejor dicho, hasta que la ley de Zapatero se cargó en seco la presunción de inocencia. Puesto que no existe para la mitad de la población, que la otra mitad la asuma también.

Que sea mujer y negra no son más que características innegables; no se la habría odiado menos de haber sido sueca, y no se odió menos a Bretón ni a Santiago del Valle, que no eran mujeres; y ojo al dato, que no eran hombres tampoco. La manía de alterar el lenguaje en aras del feminismo no se ocupa en aclarar conceptos y términos para que la gente entienda en qué consiste ser un hombre, y en qué consiste ser una mujer; de hacerlo se vería con claridad meridiana que quien arranca una vida no es más que un asesino, sin importar los órganos con que les haya dotado la naturaleza.

Durante doce días la imagen de un niño ha estado dentro de todos los españoles, y también la esperanza de que apareciera con vida. Gabriel Cruz ha acaparado el cariño de todos los que tenemos un mínimo de sentimiento humano, y esta muerte injusta nos ha movido al odio por su asesina, pero tiene razón Ignacio Escolar en que no debemos definirla como mujer y negra; porque al hacerlo ensuciamos todo un concepto, y toda una raza.