AYÚDANOS A COMBATIR LA CENSURA: Clicka aquí para seguirnos en X (antes Twitter)

FIRMA AHORA: El manifiesto contra el genocidio de los niños


Alfonso Díez tiene mucha más clase que el crápula de Juan Carlos

Redacción




Alfonso Díez. /Foto: abc.es.

Yolanda Cabezuelo Arenas.

No creo ni por un momento que sea cierta la relación entre Alfonso Díez y Doña Sofía; de hecho, el entorno de ambos lo desmiente y afirma que la cosa les mueve a risa; y sin embargo de ser cierto que la reina emérita por fin tiene a su lado a un hombre en condiciones, y que éste hombre es Alfonso Díez Carabantes, sinceramente sería para felicitarla.

No cabe comparación entre el duque viudo y el Borbón emérito, fíjense qué cosas. Por muy rey que haya sido, es muy probable que Juan Carlos I termine pasando a la Historia como el rey crápula; algo así le pasó a otro que igual bailaba: Fernando VII, el rey felón. Compartían los dos monarcas la misma ausencia de atractivo, la misma vulgar campechanía y la afición a andar con putas; pero al menos puede decirse que a Fernando VII nunca le emborracharon los osos en Siberia, ni le dio por cazar elefantes, ni arrojó modelo alguna por la borda de ningún barco.

La información de Il corriere della sera es más digna de crédito que la del romance Alfonso DíezDoña Sofía, y además acompaña la noticia con fotos del monarca a todo color, desnudo y despatarrado boca abajo en la cubierta de un yate -que ya hay que ser ordinario-. La imagen crea la duda de si la modelo fue efectivamente arrojada al mar, o se arrojó ella misma por voluntad propia viendo lo que le esperaba.

Lo curioso es que a pocos sorprende que Juan Carlos sea capaz de dejar a una muchacha a su suerte, en alta mar o donde fuera menester, para salir con bien del paso; han sido tantas las demostraciones de desvergüenza, que una más sería anécdota, y no escándalo.

Si después de ser -hay que decir presuntamente- martirizada durante tantos años, Doña Sofía pudiera rehacer su vida con un caballero como Alfonso Díez, sería para creer que todavía hay justicia en este mundo.

Lo malo es que va a ser mucho pedir.