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Davy Crockett, el valor de la leyenda

Redacción




Davy Crockett.

Fernando Alonso Barahona. Crítico de cine.

Davy Crockett (17 de agosto de 1786 – 6 de marzo de 1836) es uno de los grandes héroes populares de la historia de Estados Unidos. Aventurero, luchó al lado del general Jackson contra los ingleses, diputado del Congreso por el Estado de Tennesee, su fama se extendió por toda América durante años. Luchó en la Independencia de Texas y murió a los 49 años de edad en la mítica Batalla de El Álamo. A partir de entonces se convirtió en leyenda.

El cine se ha ocupado con frecuencia de las hazañas de Crockett, desde la serie de películas producidas por la Disney y protagonizadas por Fess Parker en los años cincuenta, hasta la última y desangelada  versión de “El Álamo“, dirigida por John Lee Hancock en 2003. Pero la mejor encarnación del personaje y del mito es sin duda la del gran John Wayne que en 1960 presentó la gran obra de su vida: la película en la que estuvo inmerso durante diez años y que produjo y dirigió personalmente titulada “El Alamo “ (The Alamo). La película, con la inolvidable banda sonora de Dimitri Tiomkin, es una obra maestra y hoy se ha convertido en un film de culto.

El buen aficionado puede  disfrutar o descubrir esta obra maestra asaeteada de escenas míticas: la primera aparición de Crockett, los diálogos entre Graciela y Crockett frente al gran árbol –símbolo de la vida- , los defensores del fuerte cruzando la línea que Travis ha trazado y aceptando su sacrificio, el general Sam Houston al conocer que no podrá llegar a tiempo para ayudarlos: “Confío que Texas lo recuerde”, o todo el asalto final, una cumbre del cine épico.

Como con otros personajes heroicos  (El Cid en España, sin ir más lejos), se detectaron diversos movimientos de desmitificación.  En futuros artículos nos ocuparemos del controvertido general George Armstrong Custer, encarnado por Errol Flynn en la inolvidable Murieron con las botas puestas ( Raoul Walsh 1941).

Hasta  la década de los cincuenta del pasado siglo  nadie había puesto en duda la narración de los últimos momentos de Davy. No hubo supervivientes en el bando tejano, exceptuando una mujer, un esclavo y un niño, que no combatieron. El testimonio de los soldados del ejército mexicano y de los historiadores del combate es que Crockett murió luchando, seguramente de herida de bala y muy al final de la batalla. John Wayne recoge básicamente esta descripción en su película; Crockett muere casi al final acuchillado por un soldado mejicano y antes de morir vuela los depósitos de pólvora para que no caigan en manos del general Santa Anna.

Es cierto que siempre hubo leyendas fantasiosas y algunas de ellas dieron a Crockett como superviviente. Ya en el periódico “Boston Evening Transcript“ (3 de mayo de 1836) apareció un artículo contando que el coronel Crockett fue dado por muerto por los mejicanos, pero logró recuperarse de sus heridas y huir. Nunca hubo la menor prueba, sin embargo abundaron las aventuras atribuidas al mítico héroe, en una de ellas, Crockett viajaba a la Luna en artefacto al estilo de los imaginados por Julio Verne.

En 1955 (publicado en español por el anticuario mejicano Jesús Sánchez Garza) y en 1975 (en traducción inglesa) apareció un escrito de un presunto testigo de la matanza. Se trata del oficial del ejército mejicano que sirvió a las órdenes de Santa Anna, José Enrique de la Peña. En sus diarios cuenta que tras la sangrienta batalla hubo seis supervivientes, entre los que se encontraba probablemente Crockett. Peña escribió que el general Manuel Fernández Castrillón tomó en El Álamo a muchos prisioneros que fueron ejecutados por órdenes del general y presidente mexicano Antonio López de Santa Anna. Crockett, de acuerdo con el testimonio de Peña, fue identificado ante Santa Anna por Castrillón. Se pidió clemencia para él pero Santa Anna rechazó su petición y ordenó que todos los supervivientes fuesen ejecutados. Es raro que el documento permaneciera oculto durante más de un siglo pero aún siendo auténtico, se trataría de un testimonio más que en todo caso debe contrastarse con el resto de documentación disponible.

El estudio del historiador Bill Groneman, “Defense of a Legend: Crockett and De la Peña Diary “, desmonta la verosimilitud del diario y prueba la verdad de la historia tradicional, la narrada por sus contemporáneos y la recogida por John Wayne en su película.

Las críticas al testimonio de De la Peña se fundan en dos puntos claves: en primer término, no hay ningún otro testimonio que asegure que Crockett sobreviviese a la batalla, ni documentación alguna en los archivos del gobierno mexicano. Ninguno de los registros personales de cualquier otra persona presente en la Batalla de El Álamo aporta indicio alguno de que hubiera supervivientes entre los defensores de El Álamo. En segundo lugar, se ha cuestionado si el diario de Peña puede ser una falsificación deliberada con la intención de presentar a Santa Anna con una personalidad aún más perversa que la habitual de los historiadores norteamericanos.

De la Peña no podía imaginar que su escrito pudiera servir, más de cien años después, para atacar o menospreciar a Davy Crockett. En realidad tampoco es tan importante el detalle del instante final del héroe,  el oficial mejicano simplemente revela que un grupo de hombres fue ejecutado sin piedad por orden del general Santa Anna tras varias horas de duro combate. Lo realmente negativo es que siglo y medio después, algunos hayan intentado desmitificar al héroe manipulando materiales e información.

Lo más probable es que Crockett falleciera en los últimos minutos del asedio, habiéndose retirado desde El Álamo a los barracones con una docena de sus compañeros de Tennesee. Dos testigos – finalmente – confirmaron que Crockett murió en combate: Susanna Dickinson, esposa de un oficial (el capitán Dickinson, lugarteniente de Travis) dijo que Crockett murió en el asalto y que vio su cuerpo entre los barracones y la capilla. Igual testimonio declara el esclavo liberado poco antes del asalto, Joe, que vio a Crockett muerto entre cuerpos de soldados mexicanos.

Dijo John Ford en “El hombre que mató a Liberty Valance“, que “cuando la historia se convierte en leyenda” es mejor contar la leyenda. Pero a veces, como en “El Alamo“- una de las películas favoritas del propio Ford – la leyenda es también historia.