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La mentira totalitaria: Los dedos que nunca se rompieron, las tetas que no se tocaron

Redacción




Marta Torrecillas. /Foto: cuatro.com.

Luis Bru.

No se ha dado suficiente importancia a la mentira totalitaria propagada por la militante de Esquerra Republicana, Marta Torrecillas, quien en un vídeo que se hizo viral afirmó que la Policía le había roto «uno a uno» los dedos de la mano y también había aprovechado para tocarle «las tetas«. Los dedos están intactos igual que sus tetas. Marta Torrecillas tiene solamente una insignificante inflamación. La mano levemente lesionada, de hecho, nunca fue tocada directamente por el Policía Nacional. Freud y Goebbels han acampado entre los separatistas.

https://youtu.be/IlIUgieZy3A

Marta Torrecillas pedía que su caso se difundiera y se difundió con una gran repercusión mediática. La Vanguardia y todos los medios separatistas lo llevaron a portada. La idea de un policía español sádico y lascivo pertenece al alucinado imaginario separatista. Surge de una paranoia colectiva. Goebbels no lo hubiera hecho mejor que Marta Torrecillas, quien, seguramente, se creyó su propia mentira como protagonista de sus peores pesadillas. Un policía que en medio de la tensión del momento, del conflicto, para desalojar el colegio en el que Marta estaba de interventora, entreteniéndose en partirla «uno a uno» los dedos, nunca tuvo fundamento, tampoco lógica, pero el separatismo se ha enfangado en la mentira de su ensoñación y estaba, como colectivo, dispuesto a creerla. Lleva décadas alimentando su mentira. Este solo caso bastaría, si estuviéramos ante un movimiento racional, para echarlo abajo, pero el separatismo cabalga desbocado por la más estricta irracionalidad.

Marta Torrecillas confirmaba otro imaginario establecido como consigna: un pueblo pacífico agredido por las «fuerzas de ocupación». La realidad era que unas Fuerzas de Seguridad tenían que impedir un acto ilegal de rebelión, por mandato judicial, frente a la inhibición de los mossos. Eso es demasiado sencillo de entender y en la Cataluña separatista la información ha sido abolida por la propaganda, la verdad por la mentira (eso que llaman la postverdad) y la realidad ha sido suplantada por la ficción psicótica.

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El separatismo precisa de un buen psiquiatra y se ha acogido a un Sigmund Freud de baratillo. Que los policías, en medio de la tensión, tuvieran la libido tan alta para manosear las tetas de la pubilla separatista es una alucinación freudiana: el falo españolista violando a separatistas es otra alucinación de una represión colectiva; las «fuerzas de ocupación» tomándose el descanso del guerrero en plena batalla. ¿Por qué llegó a creer Marta Torrecillas que sus tetas separatistas eran tan apetecibles? La mentira ha tomado carta de naturaleza.  En medio se esa inventada sesión de sadismo y orgía, Marta Torrecillas llegó a ver -alucinación esquizofrénica- que el policía lujurioso «se reía». Fue el 1 O una jornada en la que ningún policía tuvo tiempo ni motivos para reírse. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau elevó a categoría la imagen alucinada del subconsciente colectivo haciéndose eco de «agresiones sexuales» generalizadas. Es decir, que ese sueño erótico estaba extendido y que una responsable política era capaz de creérselo, afirmarlo y ser reproducida la mentira por todos los medios.

Freud, Goebbels y Marta Torrecillas, los dedos que nunca se rompieron, las tetas que nunca se tocaron. Todo quedó en un apósito menor y una gran mentira.