Enrique de Diego.
Un amigo mío, patriota probado, me transmite su indignación: «La sociedad está anestesiada. Al español sólo le importa la playa». Bueno, la playa también es parte de la Patria. El español está incomunicado. ¿Qué puede hacer? Bastante hace con trabajar, sacar adelante a su familia y a España. Paga sus impuestos para que el Gobierno cumpla con su obligación y haga cumplir la Ley.
Podría esperarse una gran movilización nacional, una gran manifestación, pero el patriota sociológico la hace cada día acudiendo a su trabajo o yendo con los suyos a la playa. Una gran manifestación cuesta tiempo y dinero y precisa medios de comunicación.
La inmensa mayoría de los españoles son buenos patriotas; patriotas latentes y sociológicos, a pesar de las tenaces campañas de descrédito que el sentimiento y orgullo patrióticos llevan padeciendo durante décadas.
El Gobierno, que actúa a rebufo de los acontecimientos, dejando la iniciativa a los separatistas, lanzan continuamente mensajes de tranquilidad, de que el referéndum no tendrá lugar y, en las últimas horas, por boca de Soraya Saénz de Santamaría que se actuara de inmediato contra la «aberrante» cosa mal llamado Ley de Transitoriedad. Así que la gente espera que el Gobierno actúe.
Conviene salir al paso de ese mensaje desalentador de que estamos hartos de los separatistas y que se vayan, que de tanto en tanto lanza ese falso patriota de Federico Jiménez Losantos. No se puede ceder porque las consecuencias serían nefastas, mucho más nefastas que la fortaleza frente a la debilidad y el apaciguamiento, que se llevan practicando durante décadas con resultados perversos. Ha llegado la hora de hacer frente a los separatismos y pararles en seco.
No se puede ceder porque:
1.- Los españoles serían perseguidos en Cataluña. Eso de la doble nacionalidad es una engañifa absurda. Resulta indignante la tomadura de pelo, pero no hay más que escuchar los gritos que lanzan la chusma separatista: «españoles, no; refugiados, sí». Provocarían un exilio multitudinario o irían a un genocidio.
2.- Los separatistas son imperialistas. Los catalanes sediciosos reivindican el Reino de Valencia y las Islas Baleares, en donde tienen quintacolumnistas como Compromís. También pretenden anexionarse zonas colindantes de Aragón. Así que, al final, habría que ir a una guerra.
3.- En cuarenta años no se ha hecho más que ceder y los separatistas no se conforman más que con la independencia. Detrás irían los vascos, que quieren anexionarse Navarra, y zonas de La Rioja. Otra guerra más. Luego entraría en agitación Galicia.
Esta es una gran y vieja nación, con una narrativa común, y ha llegado el momento de frenar a los separatistas de una vez por todas. No pasarán.