Enrique de Diego.
El separatismo ya ha superado todas las líneas rojas. Hace tiempo que entró en el terreno del delito de sedición, pero ahora lo hace sin dejar resquicio a la duda y exhiben de manera altiva su condición de delincuentes.
No se llega, Mariano, al 1 de octubre. Lo que llaman la Ley de Transitoriedad es una declaración unilateral de independencia, es ya una Constitución provisional que parte de la inexistente soberanía del «pueblo catalán» segregando una parte del territorio nacional, lo cual es un delito de lesa Patria, y también de sedición tipificado en el Código Penal.
Hace años le pregunté a José Manuel García Margallo, al que me señalaron como «tu amigo», cuál sería tu postura en la cuestión de Cataluña. Me respondió:
– Mariano no arriará ninguna bandera. Su padre no se lo permitiría.
¿Vas a permitir que el Ejército de España, cuya misión es precisamente mantener la integridad territorial, salga de Cataluña con el rabo entre las piernas? ¿Vas a consentir que los separatistas se incauten de los edificios del Estado y arríen la bandera de España?
Has estado, Mariano, financiando a estos sediciosos con el dinero de todos salvándoles de la quiebra enviándoles a espuertas dinero del Fondo de Liquidez Autonómica para mantener sus «embajadas» y que siguieran con sus planes sediciosos.
Me permitirás que te diga que lo de enviar a Soraya a Barcelona o lo de exhibir la chequera han sido dos cagadas monumentales. Dos sonoros fracasos.
Vamos a suponer, Mariano, que lo que has hecho ha sido cargarte de razón y no meter la cabeza debajo del ala como una avestruz.
Vamos a suponer que, en efecto, has ido dando una respuesta proporcionada.
Es obvio que no ha servido para nada. ¡Actúa! Ya no tienes margen de maniobra. ¡Haz caer el peso de la Ley contra los sediciosos! ¿O es que el Código Penal ha sido abolido? Nadie está por encima y al margen de la Ley. Eso es el Estado de Derecho. Tampoco lo están los diputados catalanes y cuatro ya han firmado una mamarrachada que es una declaración de guerra y así, desde luego, lo hubiera entendido Abraham Lincoln.
Nos dicen los tuyos que podemos estar tranquilos; que quien se salte las normas pagará las consecuencias. Y no estamos tranquilos, Mariano. No te vemos hacer nada, salvo un ir y venir inconsistente al Tribunal Constitucional.
No estamos tranquilos, Mariano, porque transmites debilidad y dejación; una tolerancia dolosa con el delito, cuestión que también está en el Código Penal.
Y a fuer de no hacer nada, además te están intentando moverte la silla.
O actúas tú o tendrá que hacerlo los patriotas.