Enrique de Diego.
Usted, Gerardo Pisarello, es un argentino que ha venido a España a sacudirse el hambre y a destruir la nación. Y ha hecho ambas cosas compatibles.
Usted es un inútil, a las órdenes de la vergorrágica Ada Colau, que está tratando de sacudirse la responsabilidad de que dedicado a quitar bustos y ofender a la bandera de España no le ha quedado tiempo para poner unos simples bolardos en Las Ramblas que hubieran evitado la masacre, en la que ha muerto Bruno Gulotta, protegiendo a sus hijos, y con él otros doce inocentes más, que le deben a usted buena parte de su desgracia, descerebrado.
Poner unos simples bolardos no precisa del consejo de la TIA ni la de CIA
Usted está tratando ahora de descargar toda la responsabilidad sobre la sediciosa Generalitat, que la tiene y mucha. Pero usted y su delirante equipo de Gobierno también. Según usted, que tendrá la nacionalidad española, supongo, porque aquí no se ha dado ni en una tómbola sino automáticamente en una degradación completa, «las medidas antiterroristas las determinan los responsables de Interior«. Usted es el nuevo Poncio Pilatos lavándose las manos: el Ayuntamiento «únicamente colabora y aplica las instrucciones«. Y añade, mientras se restriega tanta roña intelectual como usted arrastra, que «jamás el Ayuntamiento se ha negado a poner bolardos» de modo que «siempre que se le ha requerido lo ha hecho«.
Hombre, Gerardo, de los testículos, poner unos simples bolardos no es una «medida antiterrorista» para la que se necesiten muchos analistas ni servicios de información, ni la TIA ni la CIA; lo ve cualquiera dándose una vuelta por Barcelona. ¡Hasta Manuela Carmena, que no es muy avispada, es capaz de hacerlo! Si algún sitio de España (y recalco España con orgullo), si alguna Avenida, precisaba tener puestos bolardos esa era Las Ramblas.
«Los espacios públicos deben protegerse con maceteros o bolardos»
Lo recomendó, imperiosamente, la Comisaría General de Seguridad Ciudadana del Cuerpo Nacional de Policía el 20 de diciembre de 2016: poner bolardos «que dificulten o impidan la entrada de vehículos». «Los espacios públicos deben protegerse con maceteros o bolardos». Más claro, agua, cegato intelectual. Era de cajón: acababa de tener lugar la masacre del mercadillo navideño de Berlín, y ya teníamos la terrible experiencia de Niza. Y luego han venido varios atentados más con atropellos en Londres, y usted, pedazo de inútil, no ha sido capaz de poner unos simples bolardos para proteger a Bruno Gulotta y sus hijos y a todos los que han muerto o están heridos.
El miserable Carles Puigdemont es responsable al máximo, pero tú, y tu alcaldesa de la corrección política al cubo. Poner bolardos es competencia del Ayuntamiento, tarugo. Y la cuestión se trató en la Junta Local de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona y la decisión fue: no hacer nada. Bastaba con que por allí anduviera una pareja de mossos o de la Guardia Urbana, dos cuerpos policiales politizados e ideologizados llenos de pelotas, trepas, abrazafarolas y tiralevitas y faltos de policías honorables. Y un asesino, que a estas horas ni se sabe bien quién ha sido, ha recorrido seiscientos metros sin la más mínima oposición policial, sin un alto, ni un tiro, y se ha bajado y ha desaparecido tan campante en esa Barcelona que no se sabe por qué corea «no tinc por«, porque con incompetentes como tú al frente, es para salir corriendo.
Os habéis dedicado a financiar mezquitas en vez de poner bolardos
¿Sabes lo que estabas haciendo tú, la verborrágica Ada Colau -más bien se ha «colao«- y vuestro equipo infame de gobierno municipal? Estabais ultimando, dentro del programa Ciutat des Drets, con tres antropólogos –Alberto López Bargados, Martin Lundsteen y Ariadna Solé– que se lo han llevado crudo del contribuyente por desarmar a la sociedad, ¡un plan contra eso de la islamofobia! Tras mantener 35 entrevistas a líderes de comunas musulmanas; es decir, 35 imames, seguramente muchos integristas de tomo y lomo, porque Cataluña es la reserva espiritual del salafismo.
De modo, que en vez de poner bolardos en Las Ramblas, el patético Ayuntamiento de Barcelona, que tiene una Comisionada de Inmigración, Lola López, fundadora de Stop als Fenòmenes Islamòfobs, estaba decidiendo dar subvenciones a las mezquitas, reclamar más atención a los menús halal en los colegios y dictar una ordenanza para multar cualquier insulto a los musulmanes. La terrible gravedad del problema islamofóbico, que tú estomagante Pisarello, ¡qué bien hubieras estado quedándote en la Argentina, Pisarello de los testículos!, y el titular de la cuarta tenencia de alcaldía, Jaume Asens, otro incompetente descerebrado, cifrabais en un taxista que en 2013 presuntamente fue agredido en el Hospital del Mar por ponerse a rezar mirando a La Meca con los gestos del esclavo, y que se pedía al agresor un año de cárcel; y una musulmana con nikab, embarazada, que había recibido insultos y una patada en el vientre, hecho muy lamentable, frente al cual el Ayuntamiento de Barcelona se personaba en los Juzgados y lo iba a hacer en todos los casos. ¿Se personará Ada te has Colao en el sumario de la masacre de Las Ramblas? Porque, según vosotros, incompetentes proteicos, de esa islamofobia que os habéis inventado vienen los atentados terroristas. ¡Es que estas idioteces las decís sin que se os caiga la cara de vergüenza! «La islamofobia es una escuela de yihadismo«, dijo tu compinche Jaume Asens. Y se quedó tan ancho. Nada de El Corán, ni los imames integristas, a los que tú, capullo de los testículos, subvencionas para que enseñen más y mejor el odio al no musulmán.
Un bolardo, inútil, cuesta entre 28 y 31 euros
¿Por qué la masacre de Las Ramblas qué fobia es o es una costumbre respetable? Te lo voy a explicar, Pisarello de los testículos, incompetente supino, si te dedicas a situar a los musulmanes como víctimas, como si fueran vuestro grupo mascota, no tiene ningún sentido poner bolardos en Las Ramblas; cuando les presentas como unos pacifistas vejados ni se te ocurre poner maceteros. Porque todos decidisteis, rollo de los nous catalans, en el que debes entrar tú, que ni Cataluña ni Barcelona eran objetivos terroristas y resulta que no han necesitado venir de Siria ni de Afganistán, les ha bastado con recorrer unos pocos kilómetros desde Ripoll, encantados de ver que tú dedicabas el dinero del contribuyente a embellecer las mezquitas y no a poner unos simples bolardos; porque con un poco del estupendo «plan contra la islamofobia«, 102.000 euros, podías haber puesto un par de bolardos, que valen entre 28 y 31 euros.
A estas horas, toda esa Junta Local de Seguridad del Ayuntamiento de Barcelona tendría que estar dimitida. Y tú, camino de Argentina de donde nunca debías haber venido, Pisarello de los testículos.