Editorial
El viernes, quinientos subsaharianos invadieron el territorio nacional, entrando con violencia, sin que los dispositivos desplegados por el Gobierno fueran capaces de impedirlo. De tan indignante situación es responsable el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, un completo inútil.
Es obligación primordial del Gobierno defender nuestras fronteras. España es una nación soberana, con fronteras bien delimitadas, en la que nadie puede entrar si no lo hace legalmente, y en ningún caso con violencia. Esos quinientos subsaharianos deben ser expulsados de inmediato. Las Fuerzas de Seguridad han de ser dotadas de los medios necesarios para que una situación similar no vuelva a ocurrir. Por supuesto, las fronteras se defienden, con criterios de proporcionalidad, con las armas, de forma que nadie pueda pisar suelo español de manera ilegal y mucho menos violenta.
Este Gobierno de incapaces y de débiles, solo fuertes para robar y expoliar a los españoles, está permitiendo que las fronteras de Ceuta y Melilla sean un coladero.
A esto se añade que Marruecos –supuestamente tan amigo de los okupas borbones de Zarzuela- nos utiliza para obtener trasvase de fondos de la Unión Europea permitiendo estas avalanchas.
El pueblo español está harto de estas dejaciones del Gobierno, de esta incompetencia del ministro del Interior y de esta permanente degradación de nuestra soberanía. Es preciso proceder a la expulsión en caliente, de inmediato.