Virginia Montes
La candidata a las presidenciales francesas, Marine Le Pen propugna el “patriotismo económico”, relacionado con conceptos como soberanía o nacionalidad, como alternativa al globalismo. Las ayudas sociales solo serán concedidas a franceses y, según la medida 38 de las 144 de su programa electoral, propone “incluir un impuesto sobre la contratación de asalariados extranjeros con el fin de asegurar la prioridad nacional de los franceses en el empleo”.
Se plantean más ayudas a la natalidad de matrimonios franceses, primar a las empresas francesas en los contratos públicos o gravar con el 3% todas las importaciones.
Expulsión inmediata de los ilegales, fin del derecho de suelo por el que los que nacen en suelo francés pasan a ser franceses, eliminación de la nacionalidad a los terroristas y de la agrupación familiar para inmigrantes, el saldo migratorio anual se reducirá a 10.000.
Los islamistas radicales extranjeros serán expulsados y las mezquitas con imames extremistas, cerradas.
Como “sin soberanía, no hay seguridad”, se propugna la salida del espacio Schengen.
Incremento de la dotación policial en 15.000 nuevos efectivos. Y de 40.000 militares. Se abandonará el comité militar de la OTAN. El presupuesto de defensa subirá del 1,7 al 2% y luego al 3, y Francia tendrá un segundo portaaviones de propulsión nuclear que llevará el nombre de Richelieu, en homenaje al cardenal que consiguió la unidad de Francia.