Editorial
La manifestación en apoyo de los patriotas de Blanquerna es y ha de ser un punto de inflexión hacia la unidad de todos los patriotas.
Queremos mostrar de nuevo nuestro respeto y nuestra admiración a quienes demostraron su amor a España y a la unidad, contra los separatistas, sin violencia alguna, con una gran capacidad de control. Y también mostrar nuestro rechazo a una condena que ofende al sentido universal de lo que es justo.
También queremos en Rambla Libre mostrar nuestro respeto a los militantes y simpatizantes de todos los grupos patrióticos. Han sabido mantenerse contra viento y marea, sin presencia mediática para poder explicarse, sólo esporádicamente para desacreditarlos, no han cedido ni a la opresión ni a los halagos de un sistema corrupto y traidor. Ha llegado su momento, se avizora irresistible en el horizonte.
En la manifestación hubo un ambiente de unidad que debe fructificar, que debe dar fruto. Esa unidad se simbolizo de manera emotiva y racional, de forma gráfica en el ondear de la rojigualda, en la bandera nacional, en el patriotismo de la mejor ley.
No vamos a dar consejos a nadie, no somos quienes. Hay diversos grupos patrióticos porque hay diferentes sensibilidades y no tienen por qué desaparecer. Se puede buscar una plataforma, con vocación electoral, en base a puntos comunes. Eso era, al fin y al cabo, La España en Marcha, así que hay camino recorrido.
Si nos permitimos avisar sobre un error pernicioso del pasado: el radicalismo estéril. Es frecuente que cuando se pone en marcha un proceso unitario en el mundo patriótico alguien salga por el registro de purezas ideológicas, que solo conducen a la inoperancia y a la esterilidad; alguien que es más de todo, que no quiere ceder en tal o cual punto. Da la impresión de que es una estrategia de boicot diseñada en las cloacas del Estado.
Hay más que suficientes riesgos y problemas de alto calado –como antes nunca hubo- para que el esfuerzo sea común en unos pocos grandes objetivos.
Seguir así, como hasta ahora, no conduce a ningún sitio, a nada bueno.
Los héroes de Blanquerna lucharon unidos. Ellos son la guía y el ejemplo. Los tiempos exigen la unidad de los patriotas. España lo necesita.