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Canadá: El multiculturalismo aboca al conflicto

Redacción




Policía en los alrededores de la Mezquita. /Foto: RTVE.es.
Policía en los alrededores de la Mezquita. /Foto: RTVE.es.

Virginia Montes

Canadá está conmocionada. Pero ¿existe una sola Canadá o eso de la “diversidad” no es en sí una fragmentación? ¿Es el atentado contra la Mezquita de Quebec un caso aislado, la masacre de un psicópata, o es afloración de una corriente profunda de odio que divide a la sociedad canadiense?

En muchos aspectos, en este execrable acto, estamos ante la actuación de un psicópata, pues uno es el detenido, aunque en todo momento se ha hablado de dos autores de la masacre, encapuchados e incluso, según algunas versiones, gritando “Alá es grande”. Alexandre Bissonette había huido del lugar del crimen sin dejar huella. Aparcó a veinte kilómetros y llamó a la Policía. Indicó el lugar que se encontraba y que iba a poner las luces de posición. Facilitó su localización. En el capo del coche había un Ak-47. Quiso ser detenido. Quiso que se supiera que había sido él. Muestra el exhibicionismo característico –y la frialdad- del psicópata.

El asesino era desconocido para la Policía. No estaba fichado, según las primeras informaciones. Y, sin embargo, la masacre es un atentado terrorista, tiene una significación política. Se produce un día después de que el presidente Justin Trudeau, ante el veto de Donald Trump, proclamara su disposición a recibir a todos los refugiados.

Las seis personas muertas eran todas canadienses con doble nacionalidad, indicó Mohamed Labidi, vicepresidente del Centro cultural islámico de Quebec. ¿Es aceptable la doble nacionalidad? Alemania la está cuestionando. “Hay dos marroquíes, uno o dos argelinos, un tunecino y posiblemente dos (personas originarias) de África subsahariana”, añadió Labidi en el marco de un encuentro con las autoridades del ayuntamiento de Quebec.

Hay otra cuestión curiosa y en sí alarmante: el asesino mimetiza la conducta del terrorista islámico, en el modus operandi, empezando y terminando por el terrorismo indiscriminado, matando a personas a las que no conoce. El asesino ha actuado de manera algo o bastante similar al islamista de la masacre de la discoteca Reina de Estambul en la Nochevieja. Incluso en el tipo de arma. Y más aún si son ciertas esas referencias a los gritos de “Alaut atbar”.

Régis Labeaume, alcalde de la ciudad de Quebec, se pronunció vía Facebook pidiendo a la población mantenerse unida tras el ataque. “La violencia y la intolerancia, hacia grupos o individuos, es simplemente injustificable e inaceptable. Sigamos unidos, la solidaridad es la mejor respuesta ante esta tragedia humana”, expresó.

“Esto no fue un ataque en contra de los árabes, fue un ataque contra la diversidad, contra los que son diferentes”, dijo Kenza Elazzouzi, quien vive a pocos metros del Centro Cultural Islámico de Sainte-Foy.A este lugar no sólo van árabes, hay familias africanas, polacas, no todos los musulmanes son árabes”. Y la oleada de masacres terroristas islámicas –la citada de la discoteca Reina, Orlando, San Bernardino, Berlín, Bruselas, París-Bataclan, París-Charlie Hebdo, Niza, Madrid-Atocha-, ¿no son precisamente también ataques a la diversidad?

La Canadá multicultural idílica de Trudeau no existe. Elazzouzi vive desde hace varios años en el sector de Sainte-Foy, en la ciudad de Quebec y ha visto como las tensiones han ido en aumento alrededor de la comunidad musulmana. “Antes del 11 de septiembre no había ningún problema. De hecho, a mí siempre me decían si era latina. Tengo 34 años aquí y desde el 11 de septiembre todo ha ido cambiando”, señala sobre lo que ha vivido en Canadá como persona de origen musulmán.

Se adentra en su interpretación lo que ha visto en la ciudad de Quebec. “En la ciudad de Quebec no había racismo, existía una ignorancia hacia ciertas comunidades, pero desde el 11 de septiembre todo cambió. Ahora es cada vez peor, lo vimos el año pasado con los ataques (la cabeza de cerdo que se puso en la puerta de la mezquita), con los mensajes de odio que se han compartido”.

«Quiero decir unas palabras a nuestros compatriotas de Quebec de confesión musulmana. Estamos con vosotros. Estáis en casa, sois bienvenidos a vuestro hogar. Somos todos quebequenses», dijo el primer ministro de Quebec, Philippe Couillard.

Trudeau también expresó solidaridad con la comunidad canadiense de Canadá. «La diversidad es nuestra fuerza, y, como canadienses, la tolerancia religiosa es un valor que apreciamos», dijo el primer ministro canadiense.

«Los musulmanes son una parte importante de nuestro tejido nacional y estos actos sin sentido no tienen lugar en nuestras comunidades, ciudades y país. Las fuerzas del orden van a proteger los derechos de todos los canadienses y harán todos los esfuerzos para aprehender a los perpetradores de este y todos los actos de intolerancia», dijo Trudeau poco después del atentado.

Pero, al margen de esta fraseología al uso, bastante vacía, el multiculturalismo no ha traído la paz a Canadá sino el conflicto.