Enrique de Diego
Ahora has dejado de ser de centroizquierda. Eres como el viejo baile de la yenka, izquierda, derecha, adelante, detrás un, dos, tres. Has sido de derechas, de extremaderecha con Libertas, para llevártelo crudo, porque lo de tu financiación no soporta una Comisión de Investigación, de izquierdas, de centro izquierda y ahora de centro, a la espera de que definas qué es eso. En suma, que no tienes ninguna convicción, ningún principio, salvo una ambición desmedida que va camino de una inmensa frustración, porque Ciudadanos ha dejado de encandilar a nadie y ya es un barco pirata de trepas y arribistas, de viejos prematuros, de metrosexuales sin sex appeal, que han lanzado por la borda a miles de personas decentes, ilusionadas y preparadas que acudieron a un discurso que tú has pervertido.
Te has organizado un Congreso, que llamas Asamblea General con reminiscencias jacobinas, que es una farsa, una pantomima estomagante. Lo único que te queda es cierta facilidad de palabra para no decir absolutamente nada, como los charlatanes de feria, los sacamuelas o los estafadores del timo de la estampita. En todo lo que dices te contradices y no hay quien te crea. No voy a recordarte cuando decías que jamás pactarías con Rajoy. Es más relevante, que como un engañabobos, sigas perorando de democracia interna cuando tu practica se asemeja al estalinismo y tu secretario de organización, Fran Hervías va de matón de barrio, manipulando todas las primarias, colocando a su neopareja Virginia Millán Salmerón, que como diputada está inédita, pero que entre su sueldo y el del Señor Lobo colocado de asesor parlamentario, ya pueden ir de casta.
Lo único digno y noble que había para regenerar España está en Plataforma de Garantías Ciudadanas. Tú, Albert Rivera, has convertido Ciudadanos en un lodazal, en una cloaca, en el coche escoba de los más mediocres y algunos de los más corruptos –en Alicante, Francisco Sánchez ya va camino de los tribunales- de los que no querían los partidos tradicionales. Lo que deberías hacer es pedir perdón a todos y cada uno de los que el Señor Lobo –hay que hacérselo mirar para que ese personaje le guste ese apodo de mente criminal, de asesino en serie- ha expulsado injustamente, sin garantías, sin derechos, con sucias maniobras, vejando a la gente, haciéndole la vida imposible.
Tú, Albert Rivera, estás amortizado. Ya ni tan siquiera eres la marca blanca del PP, como dice Carolina Punset, sino el palmero de la casta. No tienes ideas, no tienes principios. Eres más falso que un Judas de plástico. Te has tornado insignificante y terminarás como un juguete roto.