Enrique de Diego
¿Por qué no hay un movimiento identitario en España? Porque, hasta ahora, no existía Rambla Libre. Puede resultar enervante observar que vamos ganando en Estados Unidos, Rusia, Hungría, Polonia, que se ha echado a Matteo Renzi, que puede ganar las presidenciales Marine Le Pen, que Ángela Merkel está tocada ante el avance de Alternativa por Alemania de Frauke Petry y que, sin embargo, en España los grupos identitarios están divididos y no tienen capacidad aparente para entrar en liza electoral y condicionar el sistema.
Para llegar a esta situación, la primera cuestión es la tiranía mediática, que en España es completa, el control absoluto de los medios de comunicación por la casta parasitaria y globalista. Hay, por supuesto, muchas cuestiones que añadir. Por ejemplo, una educación dedicada a la desnacionalización de la juventud y a la imposición del pensamiento único.
Pero la primera causa es esa desinformación completa y ese adoctrinamiento permanente a través de unos medios de comunicación manipuladores que son meras coartadas. No podemos por menos que estar por completo de acuerdo con las afirmaciones de Miguel Blasco del Álamo, director de Aquí La Voz de Europa, en el sentido de que se ha producido en muy poco tiempo un cambio radical en la población española.
Ese cambio exige para articularse eficazmente instrumentos de comunicación y ese instrumento eficaz es Rambla Libre. Primero hay que generar una base social, un estadio de opinión ilustrado y racional, rompiendo los tabúes, las imposiciones y los chantajes de la corrección política, también el miedo a su opresión.
La mejor forma de ayudar a Rambla Libre es darla a conocer y se puede hacer de mil formas. Por supuesto, Rt contenidos o colgándolos en Facebook, pero también poniéndose la meta de darla a conocer cada uno a dos amigos, insistiéndoles para que entren, luego lo demás viene por añadidura.
Muchas veces, familiares, amigos o compañeros de trabajo adoptan una posición de autodefensa y estúpida ante algunas ideas, que comparten, pero están acostumbrados a mantener un discurso público y otro privado. A pensar una cosa y decir otra, porque piensan que no serán aceptadas, porque tienen miedo a sufrir represalias o a ser anatemizados. A través de Rambla Libre vamos a crear una comunidad, una base social.