Miguel Sempere
A la redacción de Rambla Libre llegan numerosas quejas respecto al deficiente servicio del Banco de Santander y el mal trato de sus empleados a los clientdes, de lo que es directamente responsable Ana Patricia Botín, que ha impuesto un modelo mediocre y prepotente. Por una directiva de la presidenta, el Banco de Santander sólo atiende pagos de recibos como el de la luz y el agua los martes y jueves de 8,30 a 10,30 horas de la mañana, provocando por añadidura, con esa arbitraria decisión, largas colas de usuarios.
El nivel kafkiano alcanzado por este Banco, que ha hecho su desarrollo merced a su cercanía al poder y avalando todos los desastres de la política económica gubernamental, ya fuera de Zapatero como de Rajoy, llega hasta el punto de que muchas veces los usuarios que llevan esperando desde primeras horas de la mañana, mientras los empleados burócratas se van a tomar el café, como buenos funcionarios, cuando le llega el turno al ciudadano, el empleado de caja le dice que ya se han superado las 10,30 horas. Cuando protesta el ciudadano, se le indica que el empleado es un mandado y que ya no tiene acceso a las claves.
Esos pagos tienen fechas límites y si no se producen recargos, pero eso a Ana Patricia Botín no le importa mucho. Ni tan siquiera sabemos dónde murió su padre, si en su apartamento de la Ciudad Financiera de Boadilla o el chalet de Somosaguas.
Abusando de su posición dominante, tras haber hundido los políticos amigachos de Emilio Botín, a quien nadie lloró en España, ni, a tenor de las crónicas, su familia, lleva este tono soviético a monopolios conseguidos por el favor del poder como el peculio con el que los reclusos reciben el dinero de sus familias. También, al margen de las circunstancias, los empleados afirman que no se pueden hacer ingresos más que entre esos malditos martes y jueves de 8,30 a 10,30 horas. Se dan a veces circunstancias como la celebración de una Constitución que sólo ha servido para hundir a España y la Inmaculada, que cayeron en martes y jueves.
O Ana Patricia Botín es una perfecta inútil o una prepotente fatua que se dedica a pisotear al ciudadano. Seguiremos informando.