Josep Sansano
La aritmética de los resultados electorales hizo que Fernando Sepulcre, concejal del Ayuntamiento de Alicante y diputado provincial por el CDS, se convirtiera en una pieza clave de la política alicantina, porque de él y solo de él depende la gobernabilidad de la Diputación. Él puede inclinar la balanza en un sentido o en otro. Una posición privilegiada que da poder y levanta envidias, amigos y enemigos. Lo llamativo es que todo el fuego a discrección, en su caso, ha sido fuego amigo. En la entrevista, Fernando Sepulcre desvela una historia de vieja política travestida de nueva.
- Usted se dio de baja de Ciudadanos, ¿por qué? ¿no podía dar la batalla desde dentro?
Porque además de políticos somos personas. Sabía dónde me metía, sí… pero a pesar de todas las advertencias que le hacen a uno sobre los intereses personales, los juegos de poder, las zancadillas…etc, hasta que no te pasa a ti, no sabes realmente dónde está tu límite.
Mire, mi compromiso yo lo hice con mi ciudad, mi familia es alicantina, mis amigos son alicantinos, yo soy alicantino de pies a cabeza.. y mido bastante…
Y quise aportar mis ganas, mi energía y casi mis 24horas del día para intentar mejorar mi tierra.
Y sí, también hice un compromiso con un partido, pero mi partido aquí incumplía casi a diario todo aquello por lo que yo formaba parte de él. Importaba más el partido que Alicante. Yo molestaba, porque no obedecía. “No visites pueblos, no hables con concejales, no hagas reuniones para saber sus necesidades”. Todo por miedo a perder sus cuotas de poder dentro del partido… viejas formas de hacer política. Entonces ¿para qué está un diputado? Por no hablar del ir y venir en las votaciones de las propuestas, como la Comisión de investigación que yo aprobé y me hicieron enmendarla a la totalidad. Era un absurdo continuo.
- ¿Cómo se define ahora?
Como siempre. Soy un alicantino que trabaja por Alicante. Eso no ha cambiado, esté dentro o fuera de un partido. El que quiera puede ver todas las propuestas que he llevado, a la gente que he visitado o que ha venido a mi despacho. Siempre he estado y sigo estando abierto a todas las necesidades de cada pueblo de Alicante, sea del partido que sea.
- Perdone que se lo pregunte de nuevo, pero se ha manipulado mucho e interesadamente. ¿Usted por qué pasa gastos de gasolina a Diputación?
Porque yo utilizo mi coche para moverme por los pueblos en un 98% y ese gasto de gasolina viene recogido en los gastos de grupo. La gente lo desconoce y lo han aprovechado. Es muy sencillo, la Diputación asigna una cantidad a cada grupo político para gastos. ¿Qué tipo de gastos? Vienen definidos, cuales entran y cuales no, por la propia Diputación y aprobados por todos los grupos políticos: transporte, gasolina, dietas, gastos de protocolo, publicidad de las acciones política, etc. Fui el único grupo de la Diputación -Compromís, PSOE, PP e IU- que no gastó toda la asignación. Devolví parte de esa asignación porque no la utilicé, pese a que todos los demás grupos sí se la gastaron. Yo la utilicé para gasolina recorriendo pueblos. A mí me correspondían 6.000€ y gasté la mitad en un año. A Compromís más de 30.000€, a PSOE más de 100.000€, a PP más de 200.000€. Ninguno ha devuelto nada. Se lo han gastado todo. ¿En qué se la han gastado los demás grupos? ¿Por qué me acusan a mí de utilizar una asignación en una cosa tan lícita para un diputado como es visitar pueblos para recoger necesidades? ¿Por qué mi partido no se interesó en saber en qué se lo habían gastado los demás grupos? ¿Por qué no me preguntó a mí? Que hubiese sido lo más lógico.
Pero qué es lo que sale en prensa: “el diputado que pasa gasolina a la Diputación”. “se gasta más de 200€ en un día en gasolina”. Obviamente, facturas de 200€ son varias juntas de varios meses, no tengo un camión, es evidente. Pero además es que ni siquiera llegué a pasar la mitad de esos tickets a la Diputación. Se los pasé primero a mi partido para que me diesen su aprobación y me la dieron. Al cabo de los meses, sin venir a cuento, dos semanas antes de elecciones me piden explicaciones a través de la prensa. Han ido a por mí y esto es todo lo que han conseguido: tickets de gasolina que además son completamente legales. De hecho si no lo fuesen, la propia interventora no te dejaría presentarlos.
- ¿Está satisfecho de su labor en Diputación? ¿Cuáles son sus objetivos?
Para serle sincero, sí. Soy un solo diputado en la oposición, frente a los once del PSOE o los tres de Compromís y he llevado más propuestas para la provincia que todos ellos juntos. Solo tenías que entrar en mi agenda y en cualquier otra. Le he puesto ganas y se las sigo poniendo, pese a todo. Quizá esto no sea muy políticamente correcto, pero creo que un político debe trabajar para el partido en campaña, pero una vez es elegido como cargo, ponerse a trabajar para su pueblo y dejarse de idealismos y religiones. Siempre y cuando se siga la línea de su formación. Y yo es lo que yo he hecho y sigo haciendo.
- ¿Qué tal son sus relaciones con el equipo de Gobierno del PP en Diputación? ¿Con su presidente?
Pues hay de todo como en botica. Con algunos tengo más afinidad y con otros menos, al igual que con el resto de la oposición, con los que pese a que después en los plenos me tiren al cuello, me llevo meridianamente bien. Creo que es positivo y necesario que haya entendimiento y diálogo, sobre todo en una institución en la que no hay mayorías absolutas, porque si no, todo estaría paralizado, no saldría nunca nada adelante. Pero pese a lo que puedan decir, yo he aprobado mociones junto al resto de la oposición tantas como con el PP, pero eso no es noticia. Mi relación con el presidente es buena. La normal entre un diputado provincial que tiene la llave de la gobernabilidad y un presidente.
No hablamos mucho porque las agendas son complicadas, pero hay comunicación. Está abierto a las propuestas que llevo para la provincia y para mí eso es lo importante.
- ¿Cómo describiría su experiencia en Ciudadanos?
Intensa. Entré con muchas ganas, pero empecé a ver que lo importante no eran los ciudadanos, sino los Ciudadanos… Malas formas, malas prácticas, despotismo hacia los afiliados, amenazas de cortar cabezas si la asomas, en definitiva, viejas prácticas para nuevas políticas. Pese a todo, soy una persona positiva y me llevo la buena gente que sigue trabajando, lo que le dejan y que saben de lo que hablo.
- ¿Qué tipo de interlocución encontró usted con Fran Hervías, José Manuel Villegas, Albert Rivera…?
Ninguna. Hermetismo. Intenté hablar con Hervías incontables veces. Tengo las llamadas y mensajes en mi móvil. Siempre eran largas. Como si ya tuviese una sentencia antes de conocer la causa. Imagino que ya habría quien se encargase de contarle su película. O se creería lo que sacaban en prensa. Yo me iba enterando también así. Entiendo que Fran Hervías tiene treinta y pico años, y que no debe ser fácil llevar decenas de agrupaciones en un partido que ha crecido exponencialmente en muy poco tiempo. No le culpo, pero sí me decepcionó mucho. Qué menos que si me acusan de algo -“echar gasolina al coche con un dinero destinado a ello”- llamarme y hablar conmigo, ¿no? Yo creo que a día de hoy, todavía no sabe la verdad… si no, no habría hecho las declaraciones que he leído… “me amenazan con llevarme a fiscalía”. ¿Por qué? ¿Por poner gasolina a mi coche con una asignación económica destinada a ello? Me repito, pero es que es tan surrealista que roza lo absurdo.
Pero “los de siempre” saben jugar muy bien a esto, yo no.
- Usted ha pedido todos los contratos del Instituto Juan Gil-Albert en la época de Francisco Sánchez y de la Agencia de la Energía de la época de Emigdio Tormo. Hete aquí que no son nuevos en política sino que eran personas de la completa confianza del imputado José Joaquín Ripoll. ¿Esa cúpula de Ciudadanos, a la que hay que añadir al camaleón Emilio Argüeso, representa alguna regeneración de la política?
Yo me los creí, lo reconozco. Cuando entré en Ciudadanos, pensé que sí. Después fui descubriendo que eran los mismos, los de siempre. Hasta el punto que llego a pensar que no son de Ciudadanos.
- ¿Por qué Emigdio Tormo y su grupito la emprenden contra usted? ¿qué buscan? Porque usted era un hombre disciplinado.
Sí, lo era, yo formaba parte de un partido y creía en los que decían, pero todo empezó a torcerse cuando hago una reunión con los concejales de C’s de la provincia para saber la situación de sus pueblos. Desde mi punto de vista, lo normal de un diputado provincial. Pero “Tormo y su grupito” se lo toman como un desafío. Piensan que quiero hacerme con el “poder” del partido en la provincia. Nada más lejos de la realidad. Pero tienen viejos vicios adquiridos que les hacen pensar así. A partir de ahí, cualquier llamada de teléfono, cualquier mensaje, cualquier visita, cualquier movimiento mío se lo toman como una afrenta. A eso se le añade que me tomé en serio lo que mi partido decía: “ningún cargo político en los organismos autónomos”, todos profesionales. Así que todo el que se presentase debía ganar un concurso de méritos y tener un perfil técnico y especializado, no político. Eso tampoco gustó, porque están acostumbrados a colocar a sus afines. Por tanto, parece que tan disciplinado no fui. Sí con mi partido, pero no con ellos. Empezaron a intentar desprestigiarme, con el sueldo, los viajes, etc. No soy el que más cobro ni mucho menos, el propio Tormo, que tanto se quejaba, cobraba más que yo en la Agencia de la Energía con Ripoll. Ni tampoco soy el que más viajes ha hecho, dos, uno como patrono de Costa Blanca y otro como patrono de Medio Ambiente, los dos obviamente de trabajo. Mi concepción de ocio no es ir y volver en día y medio a Bruselas a conseguir árboles para Alicante. Yo de vacaciones me voy con mi familia.
- ¿Cómo definiría a Emigdio Tormo?
No lo conozco tanto como para poder tener una imagen clara de él. Es bastante introvertido. Creo que no es tan malo como lo pintan, pero le cuesta llegar a la gente, a las bases, no es una persona muy cercana y creo que él es consciente de ello, por eso si alguien tiene esa facilidad, lo ve como una amenaza.
- ¿Cómo definiría a Francisco Sánchez?
Discípulo de Nicolás Maquiavelo. A cada uno le da una cara, miente sin pudor y es capaz de hacer lo que sea con tal de salirse con la suya, en mi opinión. Y creo que él está detrás de muchas de las cosas que han pasado. Tiene “amigos” hasta debajo de las piedras y todos le deben algo. Creo que tiene engañada a muchísima gente. A mí no.
- ¿Cómo definiría a Emilio Argüeso?
Como usted ha dicho, camaleónico. Se adapta a cualquier escenario y lo maneja como nadie. Tiene experiencia en este “arte” e inteligencia para hacerlo. El fin justifica los medios, pese a que esos medios no siempre sean muy ortodoxos. Los objetivos siempre son más importantes que las personas. Pero no es claro. A todo el mundo le dice que sí para evitar enfrentamientos y después hace lo contrario sin que nadie se entere, o casi nadie.
- ¿Va a acabar la legislatura? ¿Le gustaría seguir en política después del 2.019?
Lo primero, no lo sé. Me considero una persona tenaz, y pese a todo, sigo queriendo terminar lo que empecé. Pero a veces a uno se le quitan las ganas. Lo que pasa es que además de querer mucho a mi tierra, no quiero que “los malos” se salgan con la suya. Entre otras cosas, porque no creo que les importe lo más mínimo Alicante, o por lo menos eso han demostrado.
- ¿Qué siente cuando ve a Albert Rivera en la televisión?
Que ojalá sea verdad lo que dice. Que espero que no lo lleven por otro camino diferente al que empezó cuando nos convenció a millones de personas. Me pregunto si será consciente de lo que pasa en la Comunidad Valenciana y si le importa realmente. Sigo pensando que Albert Rivera es un líder nato. Que sí, que es ambicioso, pero eso no es malo, siempre y cuando tengas clara la meta y el camino. También me pregunto si no le pasará como a UPyD… cuando un partido se sostiene en una persona, tiene un arranque fuerte, pero es muy difícil su continuidad en el tiempo.
Sepulcre ataca: “Los ripollistas han sembrado el miedo en Ciudadanos”