Virginia Montes
Francia es una nación en demolición, con un Gobierno débil, incapaz de afrontar el problema de la inmigración. En dos departamentos, Pas-de-Calais y Nord, los inmigrantes imponen su voluntad sin que nadie les ponga freno. Los campamentos se trasladan de un lugar a otro. La medida que se adopta es repartirlos por toda Francia en albergues.
El desalojo de la llamada jungla de Calais ha incrementado los campamentos en París, en plena calle, en los alrededores de las estaciones de Metro de Stalingrado y Jaurès, en el norte de París. Es una invasión itinerante.
Un desbordado François Hollande ha anunciado el reclutamiento de 50.000 militares profesionales y 100.000 policías. Francia es hoy una nación militarizada. Hay muchísima policía y militares patrullando las calles, controles en carreteras, autopistas y aeropuertos.
París lleva décadas con conflictos provocados por inmigrantes en toda la banlieue parisina. Esto, silenciado, ahora interesa mediática y políticamente.
Ante la debilidad del Gobierno, empieza a producirse una rebelión de los poderes locales. Hay varios ayuntamientos, como el de Béziers, que se han revelado a la medida de Hollande de repartir refugiados, y ha convocado un referéndum. Varios ya han anunciado que no los van a acoger.
Políticamente, François Hollande está acabado. Es el presidente con peor valoración de toda la historia de Francia. Los socialistas no tienen nada que hacer, por mucho militar o policía que ahora contraten. Además del problema migratorio, su gestión económica y política ha sido lamentable. Zapatero es Winston Churchill al lado de los ministros y dirigentes del PSF.
Los analistas no consideran que el PSF llegue al 15% en la primera vuelta de las elecciones presidenciales de 2.017. Se da por supuesto que la segunda vuelta será entre Marine Le Pen y el vencedor de las primarias de Les Republicains, Alain Juppé, alcalde de Burdeos, o Nicolás Sarkozy. La victoria de Donald Trump da un espaldarazo espectacular a Marine Le Pen, que ya se cotizaba como ganadora en la primera vuelta de las próximas elecciones presidenciales de abril y primeros de mayo. Una hora antes que se conociese el resultado definitivo del voto estadounidense, Marine Le Pen se apresuró a enviar un mensaje de “simpatía y solidaridad” a Trump y al pueblo norteamericano “libre”.
Espaldarazo a Marine Le Pen
Marine Le Pen se cotiza desde hace meses como previsible ganadora de la primera vuelta de la próxima elección presidencial, con un 26 o un 30 % de intenciones de voto. Con ese resultado potencial, la candidata de la extrema derecha “pesaría” más que todos los candidatos del conjunto de las izquierdas y podría sacar varios puntos de ventana a cualquier candidato de centro o derecha.
Eliminados por Marine Le Pen, en la primera vuelta, François Hollande, Manuel Valls y todos los candidatos potenciales de todas las izquierdas, la candidata de la extrema derecha se enfrentaría en la segunda y decisiva vuelta al candidato conservador, Alain Juppé o Nicolas Sarkozy, que podrían ganar la vuelta decisiva gracias al voto del centro, la derecha y la izquierda.
El triunfo de Donald Trump da a Marine Le Pen un empujón de alcance imprevisible. El voto norteamericano ha “liberado” un voto popular que ya era muy favorable a Marine Le Pen desde hace años. Más de un 30 % de los obreros franceses votan al Frente Nacional desde hace muchos años.
La “dinámica” internacional del voto Trump ofrecerá a Marine Le Pen un campo de batalla inflamable. La extrema derecha francesa hace años que defienden políticas muy semejantes al programa electoral del presidente electo en los EE. UU.: expulsiones masivas de inmigrantes, ruptura con el liberalismo económico, cierre de fronteras comerciales.