Enrique de Diego
Nos enfrentamos a una casta de extraordinaria crueldad cuyos objetivos son dos: enriquecerse cada vez más y dominarnos cada vez más, mediante la coacción estatal y el expolio. No basta con denunciarla, hay que combatirla.
Esa casta ha conseguido una concentración de riqueza y poder inmensos, a través de los ritos democráticos, en alianza de los poderes económicos con el poder político. El arma fundamental de dominio es la dictadura mediática: sólo hay una línea editorial: la defensa de los intereses de la casta, la demolición de las personas o las fuerzas que se enfrentan a ellos.
Lo mismo es El País que La Razón y lo mismo es El Mundo que el Abc. Son instrumentos de chantaje. Sin duda, son dinosaurios llamados a desaparecer. Forman parte de grupos mediáticos, que incluyen radios y televisiones. Tanto las radios como las televisiones son concesiones administrativas del poder político, nadie puede emitir si no pertenece a la casta y defiende sus intereses.
Los diarios de papel son el talón de Aquiles de la dictadura mediática. Mientras las televisiones adormecen mediante el entretenimiento, el silencio de los críticos, la ocultación de información, el exceso de sucesos…los diarios son los que publican las informaciones críticas contra los disidentes, de las que luego se hacen eco radios y televisiones. Los diarios son las marcas de prestigio de la dictadura mediática. Todo esto es obvio en España y ha quedado meridianamente claro en Estados Unidos con todos los medios contra Donald Trump.
No hay que comprar ni un solo diario de papel, ni local, ni regional, ni nacional, de ninguna tendencia y tampoco diarios deportivos. Si se acelera su muerte, se dará un golpe de gracia a la casta. Es una iniciativa a comentar con familiares y amigos.