Miguel Sempere.
En este caso, si vale el tópico de que vale más una imagen que mil palabras: Isabel Bonig, presidenta de la Gestora regional de la Comunidad Valenciana de un PP, remedo de cosa nostra, y que aun así es el más votado, enarbola hacia las bancadas socialistas, en las Cortes Valencianas, una cartulina en la que se lee: “Abstención, gracias”. Pleno acierto en la ironía hacia un PSOE subalterno que para hacer presidente a Rajoy ha procedido al magnicidio de su secretario general.
Tras semanas de rasgados de vestiduras respecto a que Pedro Sánchez se había “podemizado”, hete aquí que asistimos a una acelerada y penosa “peperización” del PSOE. Susana Díaz y los barones se han “peperizado” y han “peperizado” al PSOE. Al cuadro le falta estética. ¿Cuánto aguantará el PSOE este proceso de difuminación? Todas esas loas peperas a su responsabilidad, todas esas ofertas al diálogo pero sin tocar nada de la pasada legislatura, todos esos mimos para que el PSOE se pliegue a ser servidumbre de Moncloa, ¿cuánto tiempo serán soportables?.
El PSOE es rehén de su peperización y ahora toca pasar por las horcas caudinas de los Presupuestos. ¡Cómo se va a dar vía libre a un Gobierno para echarle abajo al cabo de dos meses! A tragar. Moncloa, que ya ha fagocitado al PP, con un Gobierno que absorbe al partido, tiene armas para negociar: puesto que se trata de barones autonómicos se les va a escuchar sus peticiones y se les va a extorsionar; un indecente chalaneo, que se pretenderá discreto, y que será oscuro. Esa es toda la negociación previsible del Presupuesto.
Y luego, ¿qué? ¿Qué va a ser de un PSOE rendido y entregado, obligado a mantener un Gobierno monocolor del PP, como si Rajoy hubiera obtenido la mayoría absoluta? Eso no hay militante ni votante que lo aguante.
Los socialistas tendrían que empezar por reconocer que Pedro Sánchez aguantó dos campañas en solitario salvando los muebles, evitando el sorpasso. Que lo hizo contra la desidia de los barones, a los que había dado el poder. Que han sido los peores resultados de la historia del PSOE porque de la herencia anterior, de los fallos anteriores, surgió Podemos. Y que sin Pedro Sánchez, peperizándose, el PSOE va a la extinción en medio del más espantoso ridículo. Porque Javier Fernández –el caballero de la triste figura- empieza a dar pena y Susana Díaz, grima.
Por cierto, ¿qué va a hacer el PSOE con su interesante y regeneradora iniciativa de la Comisión de Investigación sobre la financiación irregular del PP? ¿También se va a abstener? ¿Va a ser el partido de la abstención permanente?
El PSOE no aguanta esta degradante peperización hasta las navidades de 2017, cuando el sistema de pensiones haga agua por los cuatro costados.