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Tractor autónomo, ¿sobra población? ¿cuánta?

Redacción




Tractor autónomo. /Foto: 20minutos.es.
Tractor autónomo. /Foto: 20minutos.es.

Enrique de Diego

Las noticias se ofrecen, como de relleno, en motor o mundo curioso, pero van mucho más allá. Case IH, compañía norteamericana especializada en maquinaria para agricultura, ha presentado Autonomous Concept Vehicle, un enorme y poderoso tractor, que como indica un digital especializado “no tiene espacio para los humanos, ya que es completamente autónomo, aunque operado a distancia por medio de una computadora o tableta”.

Este tractor puede llevar la producción de una inmensa extensión, trabajando día y noche. Para lograrlo, cuenta con un completo sistema de sensores, radares y cámaras que juegan en equipo con el GPS para detectar desde las dimensiones y límites del terreno de cultivo, hasta los obstáculos que puedan aparecer, así como las rutas preestablecidas de arado. Además, ahora basta de un solo operador para controlar varios tractores, donde únicamente se limitará a supervisar en tiempo real el estado de las máquinas, ver su ubicación y verificar el progreso de trabajo.

Según detalla Unocero, “en cuanto a la potencia, el ACV cuenta con un motor de 419 CV, suficiente poder para arrastrar todo el equipo necesario para la siembra o alcanzar una velocidad máxima de 50 km/h. Un punto a destacar es que la compañía ha usado un motor convencional, en lugar de uno eléctrico debido a la practicidad de uso en las zonas rurales”.

El tiempo de los cow boys hace tiempo que pasó, pero también el de los braceros. Una sola persona con una Tablet y varios de estos tractores robot pude cultivar una inmensa cantidad de terreno. Los amigos del progreso dirán que esto abaratará sensiblemente los alimentos, porque elimina la mano de obra. Pero, ¿quién comprará esos alimentos y con qué si no va a haber mano de obra? Hay muchas personas que trabajan en la recogida de diversas cosechas, en invernaderos. Todo ese tipo de trabajos serán mecanizados. Puede haber un centro de control nacional con tractores y robots trabajando el campo de toda la nación, como un inmenso videojuego.

Diversos estudios indican que ya el 45% de los puestos de trabajo pueden ser sustituidos por robots. ¿Qué puesto de trabajo no será sustituido? Un amigo abogado imagina a los jueces robots dictando sentencias muy pulcras y eficientes. ¿Y los abogados robots?

Tampoco habrá camioneros ni conductores de trenes. Entonces, ¿en qué trabajará el hombre? Algunos dicen que en nada, que estaremos ociosos, dedicados a las cosas que nos gustan. Y a cambio de qué ganaríamos nuestro sustento. ¿Qué poder nos concedería el don de la existencia ineficiente? ¿Qué libertad tendríamos, despojados de la dignidad del trabajo?

Con una población de más de seis mil millones de personas, ¿sobra población? ¿cuánta? ¿cuál es el futuro que aventura la robótica para la especie? Porque la revolución industrial del vapor y de todos los adelantos y de la industria en serie del textil produjo un incremento sustancial de la demografía y la esperanza de vida, porque estaba al servicio del hombre, como un instrumento. Pero ésta revolución de la robótica, ¿al servicio de quién está? Su objetivo es sustituir al hombre, una utopía satánica.

¡Ah! Los hombres harán las máquinas y las repararán. Pero eso lo harán también robots y los mismos robots tendrán capacidad de mejorar sus conocimientos y aptitudes y de fabricar robots más perfectos.

Y todo este presente ya –ahí está el impresionante tractor autónomo, como un robocop incansable, trabajando día y noche- ¿no merece ni un debate, ni una reflexión? Se vende como una simple noticia del motor. ¿Nada dicen estos sindicatos apesebrados? El hombre y el demos suplantados por la máquina.

No es cuestión de volver a aquel paisaje encantador de la vacada llegando a la atardecida, de mulas, caballos y burros en el pueblo. Ya no hay burros, ni mulas y sólo caballos en Hípica Almenara. Todo eso la maquinaria lo ha ido erradicando. Pero ahora lo que va a erradicar la máquina es al hombre. ¿A nadie le alarma? A mí me alarma y mucho. ¿Cuánta población sobra en el mundo?

Y, de manera colateral, pero importante: ¿Qué sentido tiene, en este panorama, que sigamos aceptando inmigrantes sin cualificar cuando todos estamos en peligro?