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Para “problemas mentales”, los de Merkel, Hollande, Michel y Bergoglio

Redacción




Ángela Merkel y François Hollande. /Foto: nbcn.news.com.
Ángela Merkel y François Hollande. /Foto: nbcn.news.com.

Miguel Sempere

Las Policías son cualquier cosa menos instituciones autónomas y organismos profesionales medidos por la eficacia y por el mérito. Son organizaciones estatales jerarquizadas dependientes de los políticos y en las que los nombramientos y ascensos dependen del favor político. Políticos y policías conforman una simbiosis.

Las policías europeas están fracasando estrepitosamente, porque son incapaces de percibir que el problema está en el islamismo, y los políticos están fracasando más aún porque han propiciado el multiculturalismo que está provocando una ola de terror.

Es sencillo de percibir que las sociedades que no han querido participar en ese experimento de ingeniería social, como la Hungría de Viktor Orban o la Polonia de Beata Szydlo, o Chekia, Eslovaquia, Bulgaria…no están padeciendo esa ola de terror, ante la que los débiles dirigentes europeos son tan incapaces de defender a sus ciudadanos como de reconocer sus responsabilidades ante ellos.

Así que se está pretendiendo, y en buena medida consiguiendo, extender un velo sobre la realidad, de forma que nada más producirse el atentado –pues de atentados se trata- la Policía –y ya son de varias naciones: Francia, Alemania e Inglaterra- inmediatamente desmiente: no hay indicios de atentado yihadista (por supuesto, la palabra musulmán está terminantemente prohibida), tampoco de radicalización (palabra que trata de sugerir que los musulmanes son moderados, pero que algunos les entra una especie de enfermedad) y ya se ha establecido un dogma delirante: no estamos ante una ola de terror islámico, sino de una serie de episodios trágicos protagonizados por “enfermos mentales”. Así, el comandante de Scotland Yar, Mark Rowley declaró de inmediato que el asesino «podría tener problemas mentales» y que esa es su «principal línea de investigación», sin que haya indicios de radicalización.

Como dice un lector de RL, “son capaces de criminalizar a los enfermos mentales con tal de exculpar a los islamistas”. Es interesante lo que dice otro lector, Mikel: “Se utilizan eufemismos para manipular a la gente: la gente natural pueden estar en contra del Estado, pero si se analiza desde los usos gramaticales del lobby psicólogo y Psiquiatra, dichas personas pueden tener tendencias sociópatas o algún tipo de carencia.
Con el Amor y la tolerancia, es lo mismo, si no toleras, aceptas y amas a todo y todas, eres un sociópata, etc… y debes aceptar que te metan a miles de immigrantes por la puerta de atrás como en Alemania. Entonces el establishment regula esto, en forma de ley, mediante eufemismos, ininteligibles para la mayoría”. Es un esquema similar al de la psiquiatría soviética en la era de Breznev: si critica el comunismo es que está loco; pues el islamista hemos decidido que no puede ser violento, cuando mata, es que está loco.

En realidad, los que tienen “problemas mentales” y muy serios son los débiles líderes de Europa. Por de pronto, tienen una grave pérdida del sentido de la realidad. François Hollande, por ejemplo, reitera el concepto de guerra –“estamos en guerra”, “nos han declarado la guerra”- como si el enemigo fuera exterior, cuando está dentro de Francia. Ángela Merkel, sin duda la más desquiciada, habla de “prueba histórica” en la recepción de los refugiados y su voluntarista lema ha sido y es “vamos a lograrlo”. El presidente belga Charles Michel tiene un barrio integrista en pleno corazón de Bruselas, pero fue incapaz de detener con tiempo al cerebro de los atentados de París –y de Bruselas- porque Bélgica tiene leyes tan buenistas que está prohibido detener por la noche.

Quien ha superado todos los límites de la falta de cordura y de pérdida de sentido de la realidad ha sido Jorge Bergoglio, para quien es “injusto identificar islam con violencia”, y eso después de cientos de miles de cristianos martirizados por musulmanes, y de un auténtico genocidio en Irak y Siria. Incluso, tras exculpar a los musulmanes, ha pasado a insultar a su grey hablando de una “violencia católica” y de la existencia, sin citar a nadie, de fundamentalistas católicos. Pero, como ya se va percibiendo, el pobre Bergoglio, al que en su inmensa vanidad ha hecho perder pie el coro de alabanzas mediáticas de la corrección política, no hace más que decir “tautologías idiotas”.

A la pérdida del sentido de la realidad, se une la manipulación, frecuente en los enfermos mentales, que está alcanzado niveles demenciales, para evitar asumir las consecuencias de sus actos, que es otra característica de la insania. No son los locos menos peligrosos los que nos gobiernan.