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García Isac: “Destruir el Ejército era fundamental para acabar con la defensa de nuestra identidad”

Redacción




Javier García Isac, director de "Territorio Lince", de Cadena Ibérica. /Foto: ramblalibre.com.
Javier García Isac, director de «Territorio Lince», de Cadena Ibérica. /Foto: ramblalibre.com.

Enrique de Diego

El español está desnacionalizado; lo han desnacionalizado y se ha dejado. Muchos españoles no saben definrse, otros no se sienten orgullosos en una extendida crisis de identidad. Esa fue la conclusión subyacente en la primera entrevista realizada a Javier García Isac, director de Informativos de Cadena Ibérica y del programa matinal “Territorio Lince”.

Abusando de su amabilidad, hemos quedado en ir reflexionando sobre cuestiones fundamentales, de fondo, que hacen referencia al patriotismo perseguido y a la identidad perdida. Porque es preciso rearmarse y revertir la situación, como señala al final de la entrevista que gira en torno al Ejército, cuya destrucción como institución referente era fundamental para acabar con la defensa de nuestra identidad.

El Servicio Militar ‘nacionalizaba’, te ponía en contacto con jóvenes españoles de otras regiones.

El servicio militar te enseñaba a amar España. Te ponía en contacto con otros jóvenes de otras localidades de España y de diferente condición social. No existían las desigualdades una vez te ponían el uniforme.

  • ¿Cree que fue un acierto la supresión, llevada a cabo por José María Aznar y Federico Trillo?

 

    • Fue un tremendo error la supresión de la “mili”. Posiblemente necesitaba una reforma, pero nunca la supresión. Y es precisamente el gobierno de Aznar el que lo finiquita, Aznar al que nos ponen como modelo de patriotismo.
  • ¿Ha dañado a la juventud española su supresión?

 

    • Mucho. Generaciones de españoles sin conocer lo que significa el amor a la Patria, lo que significa defenderla y la importancia de su unidad territorial. El conocer sus símbolos, sus canciones, el sentimiento de solidaridad. Relacionarte con otros jóvenes de distintos lugares de España, te hace ser menos egoísta y mucho más compresivo y solidario.
  • El Ejército ha sido objeto de una campaña constante de desprestigio, desde posiciones pacifistas, ¿cree que ha calado en la sociedad el antimilitarismo?

 

    • No sólo desde posiciones pacifistas. Se cayó en el inmenso error de lo políticamente correcto, y el propio Ejército y la mayoría de sus mandos entraron en ese perverso juego. Al Ejército se le esconde, se habla de misiones de paz. No tiene presupuesto, y la mayoría de sus miembros de tropa son extranjeros nacionalizados, pues no está bien vista la carrera militar, hasta las funciones de vigilancia de los cuarteles se ceden a empresas privadas de seguridad. Nos debemos preguntar ¿para qué queda el Ejército? ¿Repartir alimentos en países lejanos?
  • El Ejército es siempre en una sociedad una referencia de patriotismo y de defensa de los valores comunes, de la identidad. ¿Cómo considera que cumple esa función nuestro Ejército? ¿Hay conexión entre Ejército y sociedad o se ha roto?

 

    • Existe una desconexión total entre el Ejército y la sociedad civil. De eso se trataba, de anular todo patriotismo, toda enseñanza de amor a la Patria y los valores que ello conlleva. Es un plan milimétricamente trazado que se está llevando a la perfección. Acabar con el Ejército tal y como lo conocíamos era fundamental para eliminar la defensa de la identidad de un pueblo, de una nación. Nuestro actual Ejército no cumple ninguna de las funciones de enseñanza de valores comunes y de patriotismo. Tiene grandísimos profesionales, pero el Ejército no forma parte de las principales instituciones del Estado. Tiene un carácter meramente nominal y de representación institucional. Su opinión no es tenida en cuenta. En cualquier otro país, el Ejército está en la calle, en aeropuertos, en servicios de patrulla. Aquí es impensable, y si el Ejército no es visible, no se le quiere, no se le conoce.
  • ¿Tienen prestigio social los militares?

 

    • Tienen prestigio en su propio entorno, pero fuera de él, ya no existen vocaciones. Pocos son los que desean ser militares. No resulta atractivo.
  • Todos los anuncios sobre el Ejército –o Fuerzas Armadas, que es un eufemismo de la corrección política- lo presentan casi como una ONG. ¿Por qué?

 

    • Porque nos han vendido que las ONG son buenas y los ejércitos malísimos. La UME, que me consta es una unidad muy preparada, sólo está para apagar incendios y poco más. Hemos desmontado gran parte de las unidades más importantes, por no hablar de la falta de tropa. Tenemos más jefes que indios. La clase política quita relevancia al Ejército, para estar ellos permanentemente en el centro del debate. No desea sombras a su alrededor. El desmantelamiento del Ejército es un triste hecho. Mandos bizcochables y muy complacientes.
  • Hay zonas del territorio nacional donde el Ejército ha sido prácticamente retirado, como Vascongadas y Cataluña. ¿A qué se debe? ¿Es una concesión excesiva?

 

    • El poder político se presta a las exigencias del separatismo. El Ejército es visto como una amenaza a sus planes secesionistas, y la clase política se pliega a sus deseos. Una de las principales misiones del Ejército es la de garantizar la unidad territorial de la nación. En España, decidimos retirar al Ejército de las zonas donde más falta hacen pensando que de esta manera apaciguaran sus ansias los separatistas. Nada más lejos. Sólo con firmeza y determinación se acaba con ellos, además del mensaje equivoco de debilidad que se envía a la población. Se les abandona se les deja solos, a su suerte.
  • ¿Sería positivo volver a la mili o está ya fuera de los tiempos?

 

  • Es obligación de todos nosotros revertir la situación. Es necesario y a la mayor brevedad posible volver al servicio militar obligatorio; otros países lo están considerando y algunos ya lo han hecho. Posiblemente con muchas modificaciones respecto a la mili que conocíamos, pues son otros tiempos. Un período más corto y más intenso de aprendizaje, seria esencial para empezar a crear generaciones que nazcan en el amor al país al que pertenecen.