Miguel Sempere
Minutos de silencio, porque no hay nada que rezar ni que decir; reacciones llenas de obviedades de estos liderazgos débiles, blandos, melifluos, sin hombría, sin lo que Henri Bergson denominaba “elan”, energía vital.
Liturgias buenistas de pastaflora, insustanciales y degradadas: je suis, flores marchitas, velitas, exuberancia de la estupidez, hasta la próxima masacre, sin exigir, ni tan siquiera, responsabilidades y seguridad a sus liderazgos débiles, como Mariano Rajoy, como François Hollande, como Manuel Valls, como ese triste belga de Charles Michel, como esa indigente mental de Ángela Merkel, llenando Alemania y Europa de musulmanes, bajo la histeria moral de los ‘refugiados’ -1.200 alemanas agredidas sexualmente en Nochevieja por musulmanes-.
Clase política degenerada, de liderazgos débiles que se han dedicado a desarmar a sus sociedades aborregadas, en la matraca degradante de la corrección política; que han permitido y alentado, incluso con fondos públicos, la invasión de sus sociedades, introduciendo dentro al enemigo. Liderazgos débiles que han regalado y regalan nacionalidades como churros.
Frases vacuas y desgastadas de los liderazgos débiles
Liderazgos débiles como el del sombrío y codicioso Mariano Rajoy, evacuando condolencias y frases vacuas, desgastadas de tanto ser usadas sin contenido, ni medidas, ni consecuencias. Dice Rajoy que Francia contará con «toda la cooperación de España» para localizar y capturar a los terroristas, “en una amenaza global”. ¿Dónde está la amenaza? ¿Acaso está dentro?
«Quiero expresar las condolencias ante este brutal atentado, sentimos como nuestro el inmenso dolor que aflige nuestros vecinos», ha dicho Rajoy, que ha insistido en «el compromiso leal y sincero» con Francia en la lucha antiterrorista. Pura insustancialidad, ni tan siquiera se señala al enemigo camuflado en el genérico terrorismo. No todos los musulmanes son terroristas, pero todos los terroristas son musulmanes, empecemos por reconocer la realidad para cambiarla.
Enterradores de la vieja Europa que muestran sin pudor su incompetencia
Enterradores de la vieja Europa, que muestran, sin pudor, su incompetencia y su incapacidad. «Hemos cambiado de época. Francia tendrá que vivir con el terrorismo». ¡Y lo dice un primer ministro! En Francia las familias ya no pueden ir a ver los fuegos artificiales en la fiesta nacional. Manuel Valls: «El terrorismo es una gran amenaza que pesa mucho sobre Francia y que no dejará de pesar». Afrontamos una guerra, nos dicen estos liderazgos débiles de la vieja Europa, pero no extraen las consecuencias, hundidos en el abismo pestilente de la corrección política, encenagados en su corrupción moral. «Hemos de dar prueba de sangre fría», dice Manuel Valls, pero la única sangre real, aún caliente, es la de los niños franceses regando el asfalto de Niza. Estos liderazgos débiles tienen la sangre helada. «Hacemos frente a una guerra que nos libra el terrorismo». ¿Qué guerra, contra quién? Todo siempre genérico y descomprometido. «Francia es una gran democracia que no se dejará desestabilizar». Francia hoy es una nación débil, acosada, por fanáticos psicópatas musulmanes con nacionalidad francesa, formados en mezquitas donde se proclama el odio a Francia y a los franceses.
Esta no es la Francia de la grandeza, es la Francia débil de los liderazgos débiles, siempre reunidos en comités de crisis, donde nada deciden, porque carecen de inteligencia y de voluntad.
Liderazgos débiles que son los enterradores de la vieja Europa. Hay una nueva Europa que se niega a desaparecer entre flores, velas, “Imagine” y políticos inconsistentes que deben desaparecer por el sumidero de la historia.