Miguel Sempere
Ha sido muy celebrada la capacidad de videncia de Francisco Marhuenda, quien en su cuenta de twitter el 23 de junio escribió: “Rajoy va a sacar 135 diputados y pegar un revolcón al rojerío nacional”. Ha recibido por ello numerosas felicitaciones. Se ha escrito que “se aproximó a los resultados como si se tratase de la mismísima Esperanza Gracia”. Pero, ¿de verdad Marhuenda es un vidente o estamos ante un bocachanclas desvelando una información recibida?
Francisco Marhuenda es un hombre bastante limitado intelectualmente, como muestra en sus numerosas intervenciones televisivas. No es ni un sosegado ni un fino analista político. El tuit en cuestión de la predicción –el único acertante nacional- utiliza su lenguaje de hooligan chusquero habitual. Da la cifra con total seguridad y añade una especie de chascarrillo retador. No apuesta por una cifra.
Marhuenda no es un periodista en casi ninguno de los sentidos del término, porque está al servicio del Partido Popular. Es un militante fervoroso del PP, y especialmente de Mariano Rajoy, travestido de periodista. De hecho, el diario La Razón es un panfletucho inconsistente que en el año 2016 sufrió un auténtico descalabro; sus ventas, auditadas por OJD, descendieron el 44%. Eso no es un descenso, es un auténtico hundimiento. Sin embargo, su puesto de director no ha sido cuestionado porque La Razón no es propiamente un periódico, sino un vocero de propaganda dedicado a hacer el juego sucio de Génova. Y sus pérdidas son enjugadas dentro de Atresmedia.
Abandonó la política por caso de corrupción
El director de La Razón es un lacayo de Mariano Rajoy y de Jorge Fernández Diaz, conocedor de las trastiendas del poder en el PP y que conoce bien las cloacas de la política. Mientras era director del gabinete del Ministerio de Administraciones Públicas, siendo ministro Mariano Rajoy, estuvo recibiendo un sobre en negro mensual de Vicente Cardellach, expresidente del Colegio de Graduados Sociales de Barcelona y suegro de Jorge Fernández Díaz. Ese sueldo alternativo, sin que se haya sabido nunca la razón o contraprestación, oscilaba entre las 400.000 y las 460.000 pesetas. No se hacía factura y en la contabilidad de Cardellach figuraba como “Honorarios Señor Marhuenda”.
En 1999 fue obligado a dimitir, siendo Director General de Relaciones con las Cortes del Ministerio de la Presidencia, acusado de vender el fondo documental de una empresa suya a un Centro Público. Algunas versiones, de fuentes bien informadas, apuntan a que había ido recopilando los libros que llegaban como regalo al Ministerio de la Presidencia, cuyo titular era Mariano Rajoy y cuyo número dos era Jorge Fernández Díaz.
El último episodio de demostración de poder de manera ostentosa ha sido el nombramiento de Francisco Marhuenda como Comisario de Honor del Cuerpo Nacional de Policía, en gesto caciquil del ministro Jorge Fernández Díaz, que ha sido contestado por todos los partidos de la oposición y los sindicatos policiales.
Jorge Fernández Díaz es el que contrata a dedo a INDRA para el recuento informático de la noche electoral, Mariano Rajoy el candidato que se juega su ser o no ser político y Francisco Marhuenda el único acertante del boleto del número de diputados, más allá de todas las encuestas y de las propias metas del PP.
En términos de contrastación, la confirmación del pucherazo
En términos de contrastación, ese acierto es la confirmación de que se ha producido el pucherazo –de que se va a producir, pues la afirmación se hace tres días antes de que se abran las urnas-. Francisco Marhuenda –conviene reiterar lo obvio- es uña y carne con el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, el encargado de la jornada electoral y de la organización del recuento, y es uña y carne con Mariano Rajoy. Su tuit puede ser el exabrupto de un hooligan –pero no apuesta, asevera con rotundidad- o puede ser la expresión pública de un secreto por un bocachanclas. En España, los conspiradores tienden, para mostrar su poder, a irse de boca.