Javier de la Calle.
La maquinaria estatal se puso en marcha para elevar a los altares a Lamine Yamal. El globalismo quería vender a la sociedad las bondades de la inmigración personificadas en Yamal por el simple hecho de jugar bien al fútbol. Aunque se trató de ocultar su adhesión al Islam, no les ha quedado más remedio que aducir al Ramadán como causante del bajo rendimiento del extremo. El nuevo engendro de Adidas pasa un peor momento que su padre, que ha iniciado una relación con una chica varios años más joven que él, hasta el punto, que es más cercana en edad al propio Yamal, que tiene diecisiete años.