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Marco Rubio exige a Panamá que reduzca la influencia china sobre el canal o EE. UU. actuará

Redacción




Eva Fu.

El secretario de Estado de EE. UU., Marco Rubio, inició su viaje a América Latina reuniéndose con líderes panameños, presionándolos para que aborden urgentemente la influencia de China en la región.

El máximo diplomático estadounidense compartió sus preocupaciones de seguridad nacional con el presidente de Panamá, José Raúl Mulino, y el ministro de Relaciones Exteriores, Javier Martínez-Acha, en una reunión en la ciudad de Panamá el domingo.

Rubio les dijo que el presidente Donald Trump determinó que «la actual posición de influencia y control del Partido Comunista Chino sobre el área del Canal de Panamá es una amenaza para el canal», según la portavoz del Departamento de Estado, Tammy Bruce.

Rubio calificó el statu quo como «inaceptable» y dijo que Estados Unidos «tomará las medidas necesarias» a menos que haya «cambios inmediatos», según Bruce.

Las conversaciones marcaron el primer viaje al extranjero de Rubio desde que asumió el cargo hace menos de dos semanas. El viaje, que incluye paradas en El Salvador, Costa Rica, Guatemala y República Dominicana, también marca la primera vez en un siglo que un secretario de Estado de EE. UU. hace de América Latina su primer destino oficial, lo que refleja el deseo de EE. UU. de contrarrestar la creciente intrusión diplomática china en la región.

Estados Unidos pasó una década construyendo el Canal de Panamá, que conecta el mar Caribe con el océano Pacífico. En 1999, en virtud de un tratado de 1977, Panamá tomó el control de la vía navegable de 82 kilómetros de longitud.

El acuerdo otorga a Estados Unidos el derecho a defender el canal mediante el uso de la fuerza militar para garantizar la neutralidad del canal y asegura el uso perpetuo del canal por parte de Estados Unidos.

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Actualmente, una filial de Hutchison Ports, con sede en Hong Kong, opera dos puertos en las entradas atlántica y pacífica del canal. La empresa ha renovado un contrato de 25 años con Panamá que le permite operar estos puertos hasta 2046.

Rubio advierte que Beijing, que mantiene un estricto control sobre  las empresas con sede en Hong Kong, podría aprovechar el control de los puertos para cerrar el canal en tiempos de conflicto con Washington. Les dijo a los funcionarios panameños que tal influencia china viola el tratado de neutralidad.

Mulino, que días antes había descartado las negociaciones sobre la propiedad del canal, les dijo a los periodistas después de la reunión que las conversaciones fueron muy respetuosas y cordiales y que los funcionarios habían hablado largo y tendido para «aclarar las dudas» de Estados Unidos.

La presencia china en el canal fue uno de los temas más importantes de sus discusiones, dijo.

Reconoció las preocupaciones de Washington y señaló que las autoridades panameñas están auditando al operador portuario de Hong Kong y que actuarán en consecuencia en función de sus conclusiones.

«Los puertos plantean dudas pero, como he dicho, hasta ahora no tengo elementos de juicio para opinar nada más», dijo. Agregó que «la soberanía de Panamá no está en duda».

Panamá rompió sus lazos con Taiwán en 2017 y meses después se adhirió a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, el proyecto de infraestructura global del régimen chino que, según los críticos, ha atrapado a los países pobres en deudas.

Mulino dijo que Panamá no renovará el memorando de entendimiento de 2017 sobre la iniciativa una vez que expire.

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El líder panameño también sugirió una posible ampliación de un acuerdo existente de julio pasado para ayudar en los esfuerzos de deportación de Estados Unidos.

El acuerdo ampliado podría allanar el camino para las deportaciones directas de inmigrantes ilegales procedentes de países como Venezuela, Colombia y Ecuador que cruzan la selva del Tapón del Darién, que se extiende a lo largo de la frontera entre Colombia y Panamá, aunque Mulino dijo que Estados Unidos tendría que cubrir el coste.