Enrique de Diego.
En Rumanía no se timo vacunó nadie o casi nadie, se dan porcentajes de menos del 25%. Eso habla muy bien de la solidez de carácter y del coraje de los rumanos. Desde esa base, un purasangre, Calin Georgescu ganó la primera vuelta de las elecciones presidenciales con una campaña imaginativa en redes sociales: 25.000 cuentas de TikTok y grupos de Telegram conectados entre sí.
Con ese clima heroico, Georgescu se alzó con la victoria en la primera vuelta, con el 22,5%. La sorpresa globalista ha sido tan mayúscula para los sucios y tramposos globalistas que el Alto Tribunal de Rmanía ha decidido anular la votación y dejar las cosas como están sin argumentos, porque les sale de los cojones, o por razones demenciales; así no se hace, eso es claramente una injerencia rusa que ha debido pagar a los influencers.
Los asquerosos globalistas han establecido el dogma chocante que las redes sociales difunden bulos, frente a los medios de defecación, que esos sí que son un bulo en sí, el gran bulo, y por ende Calin Georgescu y su victoria es un bulo que no se puede consentir.
Georgescu dice cosas tremendas como que hay que acabar con la OMS, que puso en marcha un genocidio con las timo vacunas, que Zelenski es un mierda al que no compensa financiar, y se muestra escéptico hacia la OTAN -que tiene una de sus principlaes bases en Constanza, Rumanía- incluso hablo bien, o no demasiado mal, en el pasado de Vladimir Putin.
La Justicia rumana en un fuerte ataque de nervios, y la OTAN, que es quien está detrás porque se creó para defenderse de Rusia y sigue en sus trece, aunque el mundo ha cambiado desde la guerra fría, habla de «agresivos ataques híbridos rusos», que es un galimatías torticero para justificar lo que tiene todas las trazas de un golpe de Estado, que tiene la lógica chocante y garbancera de como sé que te gusta el arroz con leche por debajo la puerta te meto un ladrillo.
La jauría de dientes mellados de los asquerosos medios globalistas -pura ponzoña- explica en el último párrafo que Georgescu y Rumanía iban camino de estar con gobiernos afines a Rusia -por estar en contra del despilfarro de armas a Ucrania con el que tan feliz está el compejo militar industrial y el fondo de inversión BlackRock- como Hungría, Eslovaquia y Austria. Es decir, que los votantes rumanos han vottado mal porque debían haber votado a Elena Lasconi, que es de su pútrida confianza, y así debe quedar en la presidencia Klaus Iohannis que va a nombrar un primer ministro nuevo -no lo ha votado nadie- que dirá -ad calendas grecas- cuando habrá elecciones, mientras la DIICOT, organización de investigación contra el crimen organizado, investiga como los rumanos se han atrevido a votar lo contrario a lo que quieren las satanoélites; cuando el crimen organizado es el gobierno, la OTAN, la UE, la OMS, el DIICOT, el Tribunal Supremo de Rumanía y todas esas siglas del averno.
No sé, la verdad, qué va a suceder con Rumanía. si ante esta decisión sin precedentes de suspender unas elecciones porque no les ha salido bien, y la gente se moviliza como puede, a través de las redes sociales, sin hace caso de los desacreditados medios de prostitución y telemierdas globalistas, se van a producir algaradas y conflictos callejeros. Esto, desde luego, no va a quedar así, porque está en juego la democracia y la libertad en Rumanía y en toda Europa. Hay que esperar acontecimientos y templar los nervios. Pero hoy todos somos rumanos, todos somos Calin Georgescu.
En la hora 25, la magnífica novela de Constantin Virgil Gheoriu, la OMS y la OTAN se deben ir a la mierda, cuante antes, para que no huelan tan mal.