VFirginia Montes.
SEATTLE—Boeing entregó notificaciones de despido a más de 400 miembros de su sindicato aeroespacial profesional, parte de los miles de recortes previstos mientras la compañía lucha por recuperarse de los problemas financieros y regulatorios, así como de una huelga de ocho semanas de su sindicato de maquinistas.
Las cartas de despido se enviaron la semana pasada a los miembros de la Sociedad de Empleados Profesionales de Ingeniería Aeroespacial (SPEEA), según informó The Seattle Times. Los trabajadores seguirán en nómina hasta mediados de enero.
Boeing anunció en octubre que planeaba recortar el 10 por ciento de su plantilla, unos 17,000 puestos de trabajo, en los próximos meses. El consejero delegado, Kelly Ortberg, dijo a los empleados que la empresa debía «reajustar sus niveles de plantilla para alinearlos con nuestra realidad financiera».
El sindicato Sociedad de Empleados Profesionales de Ingeniería en la Industria Aeroespacial (SPEEA) dijo que los recortes habían afectado a 438 de sus miembros. La sección local del sindicato cuenta con 17,000 empleados de Boeing, la mayoría en Washington y algunos en Oregón, California y Utah.
De esos 438 trabajadores, 218 pertenecen a la unidad profesional del SPEEA, que incluye a ingenieros y científicos. El resto son miembros de la unidad técnica, que incluye analistas, planificadores, técnicos y comerciantes cualificados.
Los empleados que reúnan los requisitos recibirán servicios de transición profesional y prestaciones sanitarias subvencionadas durante un máximo de tres meses. Los trabajadores también recibirán una indemnización por despido, aproximadamente una semana de paga por cada año de servicio.
Los maquinistas sindicalizados de Boeing empezaron a volver al trabajo a principios de este mes tras la huelga.
La huelga puso a prueba las finanzas de Boeing. Sin embargo, Ortberg declaró en una reunión con analistas celebrada en octubre que no fue la causa de los despidos. Dijo que los despidos eran a causa de un exceso de personal.
Boeing, con sede en Arlington (Virginia), ha tenido problemas financieros y regulatorios desde que un panel se desprendió del fuselaje de un avión de Alaska Airlines en enero. El ritmo de producción se ralentizó y la Administración Federal de Aviación limitó la producción del 737 MAX a 38 aviones al mes, un umbral que Boeing aún no ha alcanzado.