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Carta del Editor: Reflexiones sobre una conversación con Eduardo Zaplana: desde el 2020 el ataque está programado

Redacción




Enrique de Diego.

Conocí a Eduardo Zaplana cuando llegué de Director de la Delegación de Abc de Alicante. Él era presidente del PP de la provincia, en derribo porque había sido pillado en falta con sus conversaciones con Salvador Palop en el «caso Naseiro». Conseguí que se levantara y remontara el vuelo. Varias veces le tuve hundido y pidiéndome ayuda en mi despacho de la Calle Mayor alicantina. La relación, por tanto, fue de amistad y de superioridad intelectual mía.

Cuando transcurren los hechos, yo era subdirector de la revista Época y el, tras pasar por el Ministerio de Trabajo y la portavocía en el Congreso, era delegado para Europa de Telefónica. Llevamos tiempo sin vernos. Le cité a desayunar en el Hotel Intercontinental sito en el madrileño Paseo de la Castellana. Sentía curiosidad de si las grandes empresas iban a dejar que continuara el expolio de las clases medias y si iban a hacer algo por sus clientes. Me dijo que no porque dependen del Gobierno. En un momento, fuera de contexto, en tono misterioso, me dijo:

  • Las dos veces anteriores se llevó a la gente a las trincheras; está vez no se sabe qué hacer.

Me dejó helado. Interpreté la frase como que ya no había superioridad intelectual por mi parte, que las cuentas estaban saldadas. Pero no capté el alcance de la confidencia. Cuando en 2020 estalló la plandemia, me vino a la cabeza con fuerza la frase, que reproduzco textualmente.

La idea de que las dos guerra mundiales fueron programadas por las satanoélites resulta sugerente. La primera gran guerra no tiene una explicación lógica. Ls grandes imperios van movilizando a sus poblaciones como forzados, los estados mayores con generales con un pie en el estribo parece tener más interés en la gloria bélica que en la paz, y la segunda guerra mundial puede considerarse una simple continuidad, con el desquite del Tratado de Versalles por parte de Alemania y Adolf Hitler.

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Quiero hacer llegar al ánimo del lector la enormidad que se esconde tras la reflexión de Zaplana, los enemigos despiadados y crueles a los que nos enfrantamos, más psicópatas que Adolf Hilter, Heinrich Himmler, Josef Mengele y todos los asesinos de las SS, mucho más. En 2020, cuando lanzan la mentira de la plandemia y lanzan las timo vacunas ya han sadio que hacer para exterminarnos, así, exterminarnos, y Eduardo Zaplana lo sabe.

Conocemos con nombres y apellidos los nombres de los criminales: Bill Gates, Albert Bourla, Klaus Schwab. George Soros y su hijo Alexander, Larry Flint, Anthony Fauci, los Rochschildt, los Rockefeller, los Windsor…Está es una guerra moderna, espiritual, en la que tienen muchos cómplices.

Eduardo Zaplana se me aparece, pasado el tiempo, como un psicópata, pero si en 2007 las satanoélites están inquietas preparando nuestro holocausto, y es director para Europa de Telefónica, lo han de saber los directivos de las grandes corporaciones españolas, las empresas del Ibex 35. Y si lo sabe Eduardo Zaplana lo sabe José María Aznar y los altos cargos del PP, Mariano Rajoy, Pablo Casado, Esteban González Pons. Alberto Núñez Feijoó. Todos una pandillas de psicópatas. Y lo mismo ha de suceder en el PSOE. Lo saben todas las estructuras partidarias.

De hecho, cuando las satanoélites deciden lanzar el genocidio de las timo vacunas del coronavirus, todos hacen coro, con los medios de defecación globalista en primera línea de sumisión, todos compiten a coro en la unanimidad del engaño y pugnan por hacer méritos en el mal como Alberto Núñez Feijoó.

Va llegando el día del ajuste de cuentas, de que respondan por sus crímenes abyectos. Templados los nervios, sujeta la ira desbordante, más pronto que tarde pagarán por sus terribles actos.

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