Javier de la Calle.
En el enloquecimiento colectivo, se ha aceptado mirar para otro lado para obviar realidades incómodas. La reciente separación de Álvaro Morata y Alice Campello pone de manifiesto que la sociedad de las apariencias de Instagram encierra graves taras. Si hace menos de un mes Morata y Campello posaban enamorados, el origen del conflicto ha sido situado por algunos periodistas en la Eurocopa. Es evidente que Morata sufrió un episodio de lo que ahora se llama salud mental por las críticas recibidas. Algo que no supo manejar Campello. Para eso estaban los noviazgos, para conocer a la pareja. El delantero y la influencer parecían tenerlo todo, menos cabeza, lo cual expone que fruto de que la sociedad ha decidido ir contranatura están creciendo millones de personas con el cerebro cortocircuitado.
En estas historia rosa hay otros cuatro protagonistas en segundo plano, que serán los principales afectados: los hijos. Igual que algunas voces abogan por un examen para votar, los pocos niños que nacen en España habitualmente lo hacen en familias cuyos padres no están en las mejores condiciones.