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La izquierda histérica se abisma en la secta gnóstica

Redacción




Javier de la Calle.

He aquí una selección de la degeneración a la que ha llegado una cosa llamada periodismo abismado en la secta gnóstica. Todos los medios de comunicación tradicionales, incluso los de provincias, ha sido tomados por la secta gnóstica. Hay que liberarlos y, por de pronto, dejar de verlos y de leerlos.

Esa secta gnóstica ha perdido todo contacto con la realidad, a base de no pisar la calle y verse siempre entre ellos. y decir siempre los mismos dogmas falsos.

La gnosis, lo oculto, por la que unos auto elegidos mantienen una supuesta verdad oculta, que contradice la estricta realidad, fácilmente identificable, pero, sin embargo, nos engañan los sentidos. Se llega así a las aberraciones de juicio que se han seleccionado en el vídeo:

Como toda secta intransigente, parte de una concepción del pecado original que ha sido monopolizado por el hombre blanco, heterosexual. De ahí que se diga que el hombre blanco actuaría de igual forma, menos los miembros de la secta que no se sabe por qué se auto exculpan. Sin embargo, el grupo mascota, por ejemplo el colectivo los «emigrantes» no tienen pecado original y son incapaces de cualquier maldad. Fue el hombre blanco el que los provocó, por ejemplo, el musulmán que mató al sacristán lo hizo enfadado porque no se le dio comida, según la vestal gnóstica Susanna Griso, a pesar de que gritó «Alla uk abar» y «muerte a los cristianos». O la criminoboba para quien los marroquíes que asesinaron en Gata de Gorgos a David Lledó sólo le querían dar una paliza, a pesar de los testimonios de que le remtaron con varias golpes en el suelo.

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De manera lamentable, la realidad siempre está contra la secta gnóstica y su falsos dogmas, que van acompañados de una buena colección de anatemas esotéricos, con los que tratan de paralizar el juicio de los que fehacientemente y con datos perciben la realidad, siempre contraria a los postulados gnósticos. Entre los anatemas esotéricos preferidos están el racismo y la xenofobia o nuevos pecados inventados más falsos que un Judas de plástico como la islamofobia.

A la postre, con este comulgar con ruedas de molino, la secta gnóstica ha generado la peor de las dictaduras y el peor de los despotismos: la dictadura de la mentira cochina, el cruel despotismo de las ideas falsas.