Javier de la Calle.
El Fútbol Club Barcelona va a ganar un título esta temporada: el de equipo más woke. Quien se lo iba a decir a la primera gran estrella que vistió la camiseta azulgrana inspirada en la del Basilea, Paulino Alcántara, quien fue un convencido falangista que combatió en favor de Benito Mussolini.
La estrategia del Barça está más que vista: poner el logo de ACNUR por aquello que en los departamentos comerciales se llama la responsabilidad social corporativa. En conclusión, para ganar dinero fingiendo preocupación.
A Paulino Alcántara le ha tomado el relevo un siglo después Aitana Bonmatí, la Balón de Oro de lo woke. En su feminismo inconsistente e inconsciente, Bonmatí obvia que en los países de origen de sus amigos los refugiados rige la sharia.
Bonmatí procede de una familia independentista de izquierdas, por lo que debe andar preocupada por el ascenso de Aliança Catalana. El triunfo de Silvia Orriols responde a la inseguridad generada por la izquierda y Junts, con una bomba islámica que explotó hace tiempo en Cataluña y cuyas ondas expansivas alcanzan nuevos barrios cada semana.