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Alvise, Vox y la sociología de una nueva España

Redacción




Luis Bru.

Las mentes pensantes de VOX andan dándose cabezazos por la madrileña calle Bambú, e incluso algunos han respirado al ver que no había eliminado el número de Alvise Pérez de sus teléfonos. Al igual que Podemos en su día en la izquierda, VOX percibe todo el espacio a la derecha del PP como propio, por lo que alguien ose a romper su hegemonía es entendido como un insulto.
Un análisis propio de políticos profesionales preocupados por mantener su sillón, que debían estar celebrando que es posible ensanchar el frente contra el globalismo. Se Acabó la Fiesta ha recuperado a votantes que llevaban más de una década sin pasar por las urnas, pero los capitostes de la «ultraderecha» prefieren mirar a Orban, Le Pen o Meloni, sin entender que España tiene sus peculiaridades.
El éxito de Alvise es el de Telegram, Tik Tok e Instagram. Hace años que se asegura que Twitter es el foro político donde unos pocos marcan el paso de muchos. Y es cierto, como también que su influencia es menor que otras redes sociales. Al carecer de interacciones, otras plataformas limitan que se contradiga el mensaje del emisor, lo cual refuerza las ideas expuestas. La preocupación de los políticos tradicionales por controlar Twitter ya os está costando cara. Alvise fue expulsado del pajarito azul, hoy X, y encontró su nicho en redes donde es él quién marca el paso.
Los periodistas también viven muy alejados de la calle. El Pablo Iglesias de 2014 y el Alvise de 2024 tienen muchas cosas en común, como la canalización de un hartazgo con el sistema. Se acabó la fiesta es un partido patriota, pero no hace de la bandera rojigualda su emblema, por lo que arrastra a votantes de espectros que VOX nunca lo hará. La plataforma de las ardillas se ha presentado sin un programa electoral, y a la vista está que no le ha pasado factura. En los tiempos de Tik Tok, la política ya es cuestión de discursos y elucubraciones. Alvise ha sabido que la clave está en los sentimientos, a los que ha sabido llegar mejor que nadie para tapar sus carencias.