“¡Sed, pues, santos como vuestro Padre celestial es santo!” (Mateo 5:48)
“¡Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios!” (Mateo 5:9)
“¡Id, pues, y haced discípulos a todas las naciones!” (Mateo 28:19)
¡Que Jesús y María bendigan a todos los católicos (de rito oriental u occidental) que lean esta breve carta, y especialmente a quienes, discreta o públicamente, han defendido a la multitud de antiguos miembros del Opus Dei que han sufrido y sufren tras su paso por la Prelatura! Con humildad y respeto, quiero enviar este mensaje a todos los antiguos y actuales miembros del Opus Dei, y a todas las personas de buena voluntad que quieren ser santos en medio del mundo y que no tienen ninguna institución que les ayude a vivir cristianamente su amor a Jesús, a María, al Papa, a la Iglesia y a la humanidad. Durante muchos años, el Opus Dei se ha negado a corregir ciertos errores de la organización que comenzaron con San Josemaría y que son objeto de queja por parte de varios antiguos miembros. En la actualidad, hay más antiguos que actuales miembros del Opus Dei en el mundo. Habitualmente, los jefes del Opus Dei no reconocen que hay cosas que no funcionan en la organización y que provocan la salida de tanta gente. A menudo culpan de estas salidas únicamente a los antiguos miembros.
En agosto de 2020, en Costa de Marfil (África Occidental), por lealtad y sinceridad, hablé con los directores del Opus Dei sobre el proyecto que veía en mi oración de fundar otra institución en la Iglesia para predicar la santidad en la vida ordinaria. Más tarde escribí al Prelado Ocáriz sobre esta posibilidad. Personalmente, no soy enemigo del Opus Dei porque me gusta su carisma principal (la búsqueda de la santidad en la vida ordinaria) y recibí una buena formación espiritual, filosófica y teológica del Opus Dei. Después de 25 años en el Opus Dei, sigo rezando por esta institución y por todas las instituciones de la Iglesia. Me quedo con lo positivo de San Josemaría y de todos los santos canonizados por la Iglesia, porque todos tuvieron defectos que debemos rechazar, y todos aportaron cosas positivas que debemos aprovechar. Movido por la caridad, no tengo ningún problema de conciencia en salir del Opus Dei para dedicarme a fundar una nueva institución que promueva la santidad en la vida ordinaria. Esto me recuerda a San Josemaría, que estuvo a punto de salir del Opus Dei para fundar una obra para sacerdotes diocesanos (1950), y también a la Santa Madre Teresa de Calcuta, que dejó su congregación para fundar una nueva de atención a los pobres (1948).
Es triste ver la inacción del Opus Dei para reformarse a pesar de todas las denuncias que hay contra ella. Da pena notar el gran número de personas que quieren ser santas y que son marginadas por el Opus Dei. Ha llegado, pues, el momento de fundar una nueva institución dentro de la Iglesia, al servicio de los cristianos y de la humanidad, una institución que se nutra de la enseñanza de todos los santos que han predicado la santidad en la vida ordinaria. Más adelante escribiré para describir la organización y el perfil humano, espiritual y teológico de esta nueva institución: hay una gran diferencia con el Opus Dei. Por favor, rezad por este proyecto de nueva familia espiritual que ayude a todos los antiguos miembros del Opus Dei y a todos los que quieran ser santos en medio del mundo de una manera muy sencilla: como los primeros cristianos, con gran respeto por la libertad personal, sin elitismos, sin sectarismos… Una fecha: 2 de octubre de 2028. Evidentemente, es una fecha de alto valor simbólico. Una figura canónica: asociación internacional de fieles católicos. Un acontecimiento: congreso internacional fundacional. Una agenda: adopción de los Estatutos, elección del Presidente Internacional (laica o laico) y del Moderador Sacerdotal (sacerdote), etc. Una duración: 7 días. Un lugar: un país al que todos los interesados en esta nueva fundación puedan llegar fácilmente. Pensaba en un país africano que conceda fácilmente (por internet) visados a extranjeros, por ejemplo el país donde vivo actualmente, es decir, Benín. Sin embargo, se podría sugerir cualquier otro país de fácil acceso.
¿Qué diría a los actuales miembros del Opus Dei (laicas, laicos, sacerdotes)? La famosa frase amada por San Josemaría: “Cada caminante siga su camino”. Las puertas de la nueva familia espiritual que nacerá dentro de 4 años están abiertas de par en par a todos aquellos que, en nombre de la caridad y la libertad que Dios nos ha dado, quieran imitar el ejemplo de San Josemaría en 1950 o el de la Madre Teresa en 1948, para ayudar a poner en marcha una asociación internacional que no quiere otra cosa que ayudarles a vivir con paz y alegría su deseo de santidad y solidaridad en medio del mundo, sin clasificar a los miembros, y permitiendo que cada uno sea plenamente libre y responsable de su familia, su trabajo, su dinero, de la elección de su estilo de vida, etc. La fe, la esperanza, la alegría y el optimismo son grandes y bellas virtudes: al igual que Jesucristo se sirvió de unos pocos hombres y mujeres corrientes para provocar el cambio cristiano en todo el mundo, no importa cuántos seamos el 2 de octubre de 2028, podemos ponernos al servicio del Rey del Universo, para seguir difundiendo su mensaje divino y santificador. Obviamente, conscientes de la eficacia de las leyes de la Iglesia, nos esforzaremos por respetar escrupulosamente el derecho canónico en las distintas etapas de creación de esta nueva asociación internacional de fieles católicos.
No puedo acabar estas líneas sin pediros oraciones por mi modesta persona, para que sepa siempre unir armoniosamente la caridad y la verdad. En efecto, desde el 21 de noviembre de 2020, siguiendo el ejemplo del amor de San Pablo a San Pedro, defiendo públicamente la verdad de la enseñanza tradicional de la Iglesia, en la que, por desgracia, utilizando el relativismo y la ética situacional, el Papa Francisco ha insertado errores morales y doctrinales que dañan la conciencia de los cristianos y que se enseñan a los futuros sacerdotes en los seminarios del mundo entero. En esta defensa, también me inspiro en Santa Catalina de Siena, San Agustín y Santo Tomás de Aquino. Este último escribió: “si hubiera algún peligro para la fe, los superiores deberían ser reprendidos por los inferiores, incluso en público. Así que Pablo, que estaba sometido a Pedro, le reprendió por este motivo. Y sobre este tema la Glosis de Agustín explica: ‘El mismo Pedro muestra con su ejemplo a los que tienen la preeminencia, si les sucediera desviarse del camino recto, que no se nieguen a ser corregidos, incluso por sus inferiores.’” (Summa Theologica II-II, q.33, a.4) Con gran amor ¡recemos mucho por el Papa Francisco!
Cariño y bendición a todas y todos.
Padre Janvier Gbénou
Sacerdote numerario del Opus Dei, en camino de salida definitiva de la Prelatura