Javier de la Calle.
La prensa asegura que es el evento del año. Taylor Swfit cantará por partida doble en el Santiago Bernabéu. Las solicitudes de entradas podrían haber llenado varias veces el remozado estadio madrileño. La histeria colectiva que asola a Estados Unidos se extiende por Occidente.
Si Mussolini tenía a los camisas negras, Taylor Swift marcha parapetada por las Swifties. Un grupo en el que predominan mujeres nacidas en la era digital, que han encontrado en Taylor Swift su supuesta salvación a sus débiles mentalidades. Otro bastión de Swift es el público LGTBI, del que se ha declarado «friendly».
Por deformación profesional, el autor ha examinado varios conciertos de Swift, y las imágenes no pueden ser más sinceras: mujeres chillando encolerizadas, pero apagadas para su día a día. Un estado de ánimo que es comprensible si se examinan las letras de Taylor Swift, que son odas al consumo de alcohol o las rupturas sentimentales.
Las Swifties son una plaga bíblica que presume de su disfuncionalidad. Para los conciertos en Europa, los grupos swifties han recomendado utilizar pañales que eviten visitas al baño. Antes no podía darse la espalda al altar, y ahora está prohibido ausentarse de una soporífera canción de Taylor Swift.
El globalismo ha conseguido su objetivo, y Taylor Swift ya es la persona más influyente de Occidente. No lo es por sus conocimientos sobre teoría política, tampoco por sus obras sociales, pero el Partido Demócrata sabe que es su principal arma para derrotar a Donald Trump.
Pedro Sánchez ya jugó con éxito esa carta en las elecciones de 2023, en las que se declaró fan de Taylor Swift en un vergonzoso podcast llamado «la Piji y la Quinqui». Contenidos de dementes para dementes.
El mundo debe saber a quién entrega su poder. Taylor Swift no hará nada por ti. Tampoco es ningún referente moral. La estadounidense no es más que una hipócrita consumada, que se ha hecho millonaria por ello.
Sus lecciones de ecologismo contrastan con sus cientos de viajes en jet privado. No contenta con un avión, al más puro estilo Pedro Sánchez, Taylor Swfit ha llegado a mover dos jets al mismo tiempo, y se siente perseguida porque se hacen públicos sus kilómetros en avión.
Para el montaje del escenario en el Santiago Bernabéu, cientos de camiones tendrán que ser movilizados. Los cantantes no necesitaban de grandes escenarios, porque con su voz les bastaba para llenar un recinto. Las swifties también están muy preocupadas por el calentamiento global y el cambio climático, pero respaldan los vuelos de Taylor. ¡Despertad de una vez, dad ejemplo, y replantar España al día siguiente de asistir al Bernabéu para compensar la contaminación de Taylor!