Javier de la Calle.
Ayrton Senna bajo el agua en Mónaco 1984; Schumacher en el diluvio de Barcelona 1996; o Alonso en Hungría 2006, son algunas de las carreras en mojado más recordadas de la Fórmula 1. Sin embargo, los aficionados llevan varios años sin ver una carrera bajo un aguacero.
China fue la pionera con la manipulación metereológica durante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008. A la Fórmula 1 no le interesa que llueva en los circuitos para evitar bochornos como el acontecido en Bélgica en 2021. Las pérdidas millonarias en entradas y el daño reputacional hacen que los promotores del Gran Circo mediten bien cada detalle.
Los coches actuales, mucho más grandes que los de temporadas anteriores, evacuan con dificultades el agua, perjudicados por las ruedas y los elementos aerodinámicos.
Rambla Libre ha hecho un análisis que certifica las sospechas de muchos aficionados. En calendarios más cortos, de media hubo más de cuatro carreras en mojado entre 1985 y 2010.
Para acallar a los partidarios de la patraña climática, también hemos analizado otros factores. En lo que va de temporada 2024, ya son tres los grandes premios en los que el pronóstico de lluvia no se ha cumplido, lo que indica posibles alteraciones humanas.
Unos datos que confirman los climogramas de las distintas ciudades en las que han corrido los monoplazas. En fechas en las que es habitual que llueva, en las ciudades donde ha habido carreras lo ha hecho antes o después de que corran los pilotos.