Enrique de Diego.
He tenido, desde 2020 y antes, muchas formas de censura, pero ninguna tan delirante como de la Javi Oliveira, a la sazón de profesión youtuber. En primer lugar, el PP e Intereconomía de común acuerdo me taparon mi programa de Radio Inter en Barcelona para las elecciones autonómicas de 2010, por la boita cantidad de 42.000 euros de los de entonces.
Desde 2020, la censura de las satanoélites está disparada. Enumero: Facebook del asesino en serie Mark Zuckerberg se me echó encima negándome la psobilidad de advertir a mis semejantes el genocidio en marcha con las timo vacunas, después Twitter me suspendió la cuenta por la misma causa, tras penalizarme en dos ocasiones cn una semana, luego, andando el tiempo, me la devolvió, en Amazon me suspendieron los libros «Yo no me vacunarés» y «Repentinitis», a pesar de estar como números 1 varios meses el primero y varias semanas el segundo, en Youtube he sido censurado dos veces por contradecir las normas de la comunidad; es decir, por decir la verdad sobre las timo vacunas, como ya ha reconocido AstraZeneca. Luego en varios programas de Youtube se me recuerda que si queremos llegar a la gente tenemos que mutilar y autocensurarnos en ciertos temas y en varias palabras.
Pero ya el acabose es lo sucedido con un fatuo youtuber que responde al nombre de Javi Oliveira, que tiene un canal denominado Telesalseo. El tal Oliveira se me pone en contacto por X, antes Twitter, y me solicita una entrevista sobre mi libro «Letizia, satánica y adúltera», tras haber visionado la magnífica y llena de encanto que me realizó Laura Rodríguez.
Parecido a lo que me sucesdió con @nanosecso que me pidió una entrevista, me negué, imploró, accedí, me citó tal que un jueves para un sábado, con tan mala fortuna que se le olvidó porque se tuvo que ir a la Feria de Jérez de la Frontera, su pueblo que no el mío (leve homenaje a Miguel Hernández, lo digo para los incultos engendros de las Logses).
El fatuo Javi Oliveira tiene prisa y me cita para las 13 horas del sábado. Un falso directo, es decir un engaño cochino al público.
Todo transcurre con normalidad, sin incidencias. Se despide por wahtsapp de lo más contento y amable. «Muchas gracias, Enrique. Un abrazo y encantado». Con poca profesionalidad, no se ha leído el libro. Programa el falso directo para la noche. Comienza el programa y de repente, abruptamente, cuando lleva más de media hora, lo cesnura, lo corta, como uno de esos personajes de Matrix que se quita la caeta y en un momento dado son otro Señor Smith -otro censor- que ataca a Neo, el protagonista.
Un hombre sin criterio o, como dice Groucho Marx, que tiene estos principios pero los puede cambiar sin problemas por otros, más serviles y lacayos. Pero digo yo que el programa está grabado desde las 13 horas y se ha podido dar cuenta el mañaco del argumento woke que aduce o es que no se entera de lo que graba en el falso directo. Luego como en Casablanca: ¡qué escándalo, se juega! Pasa una larga media hora hasta que cae en mientes.
Los tuiteros me reprochan no infórmarme de la fata de profesionalidad y de la frivolidad del pesonaje. Uno escribe, con toda razón: «¿No sabías quién era? El cobarde se asusta con lo tuyo y de momento tiene una condena por faltar el honor! Repasa sus vídeos porque está insultando y acosando a dos mujeres. En telesalseo, mira sus directos, aunque te pone un título cualquiera, habla 20 m y él resto a acosar». Y resulta que desenmscaro, mira por donde, al Javi de los cojones: «¡Perfecto! Aki un grupo de gente, estamos desenmascarando. La próxima vez mira antes el perfil del youtuber para no tropezar con chusma como ésta». Luego, Javi Oliveira es un confeso vacunólotra y en el tramo final de la entrevista, el que no se emitió, hablé con gestos expresivos de la timo vacuna. Hete aquí que no soportó la bofetada moral de un purasangre.
Hete aquí que el mediocre se creyó los de la plandemia, este clon de Salvador Illa sin ombramiento, se dedicó a perseguir a los que no llevaban mascarilla ni cumplían el distanciamiento social, con el alma de un lacayo servil ejerció de policía de la mentira y el engaño, con la seguridad mostrenca de un policía de opereta y comedia bufa, que exhibe sus vergüenzas y se cree el perseguidor al servicio del tarado genocida de Bill Gates. ¡Que tío más penoso! ¡Qué ególatra sin sustancia, fundamento ni peso! ¡Y qué comunidad de gente aborregada, manojos de complejos que le siguen como al charamita de Hamelin! Letizia ya tiene quien le escriba: el tal Javi Oliveira, lo malo es que no sabe hacer la o con un canuto.
Mientras se apagan las luces y se baja el telón, y el alma de cántaro, Javi Oliveira se quita la máscara y descubre el tosco y ceñudo semblante del aberrante censor, tiene lugar el Festival de Eurovisión, fiel representación de la mierda de la sociedad europea y de los javis oliveiras que chapotean en la cloaca inmunda, y España está representada por la canción «Zorra» e Irlanda está representada por una cantante y una coreografía claramente satánica. Dos gestos, «Zorra» y el satanismo de la otrora patria de San Patricio, que dan la razón a las tesis de «Letizia, satánica y adúltera» (Amazon) y hacen urgente e imprecindible su lectura.
Yo sspecho que el tal Javi Oliveira lo que quería ver era el Festival de Eurovisió 2024. Game over.