Enrique de Diego.
Vox es un partido dinástico y retórico -dice que está contra la agenda 2030 pero no denuncia las fumigaciones ni la destrucción de prensa y embalses y los vertidos de agua, y donde gobierna en coalición se practica la timo vacunación- pero está contra la invasión rampante, contra la sustitución de la población autóctona y contra los desquiciados, delirantes y destructivos planteamientos woke.
PSOE y PP son intercambiables en el wokismo y representan la degeneración globalista hasta la pedofilia, el coche eléctrico para que nos quememos en llamas y comer insectos. Cualquier estupidez que se les ocurra a los globalistas irán de cabeza. Ambos están por la porosidad de fronteras, por los menas y cualquier desquicie similar. El PSOE, además, representa un peligro cierto y muy grave para la unidad de España y la integridad territorial de la nación, pero eso les compete, en primer lugar, a Felipe y a las Fuerzas Armadas, les va en el sueldo. Sumar y Podemos son marcas del partido comunista totalmente entregados a los globalistas, de modo que son asquerosamente la voz de su amo.
Vox, si presenta a Jorge Buxadé, tiene una buena oferta política. Parte de tercer partido en las recientes generales, en proceso de desaparición por el voto útil y nuestro demencial sistema electoral, el peor de los posibles y aún de los imaginables.
El Parlamento Europeo sirve para poco y para mucho. Voy a votar a Vox y pido el voto a todos mis seguidores para dicha formación política. En las europeas, se votar en circunscripción nacional, con lo que una parte de los horrores de la Ley d’Hondt no tienen efecto. Así, por ejemplo, los votos que se pierden en Segovia, Ávila y Teruel, por citar tres ejemplos, no se pierden, sino que contabilizan. Tampoco tiene efecto el degradante voto útil, tan caro a Losantos. Mi objetivo es que Vox sea la fuerte más votada, con mucha ventaja, uniéndose así España a la oleada de extrema derecha o de única derecha, ya que los conservadores son tan woke como los socialistas, que recorre en Europa y que va eclosionar en mayo.
A las victorias de Geert Wilderse en Holanda y Giorgia Meloni en Italia, se va a sumar las de Viktor Orban en Hungría, las de Suecia, Finlandia, y los ascensos espectaculares de Francia y de Alternativa para Alemania, que ya es el segundo partido en Baviera y el primero en los länd al Oeste. Se trata de que los partidos identitarios arrasen, sumiendo en una crisis tremenda a los socialdemócratas de todos los partidos y cortándole las alas a Pedro Sánchez, que no es nada, que hunde sus pies en tierra pantanosa, pelele de partidos minoritarios separatista catalanes y vascos. Hay partidos como el de Wilders y Alternativa para Alemania con las ideas mucho más claras y los objetivos más definidos que tirarán de Vox en la línea correcta.
Es fundamental que Vox arrase también para frenar la invasión que está propiciando un incremento exponencial de los delitos, sobre todo los de carácter sexual, y para mostrar que el pueblo español rechaza y desprecia l jerigonza woke, con todos sus elementos abracadabrantes que representan la extinción de nuestra sociedades, y que tal falta de sentido común es mantenida por unos medios de in comunicación desacreditados y por egresados de facultades que debían ser cerradas y que no tienen salida en el mercado.
Me dirijo a los lectores de Rambla Libre y a mis seguidores de X, antes Twitter, a los purasangres, a los abstencionistas, a los que están hasta los mismísimos del sistema político español, para que me secunden. Las europeas tienen las ventaja de que parece que no nos jugamos mucho, pero nos lo jugamos todo, el ser no ser de España, como nación y sociedad. Vox, en las europeas, no es el mal menor, sino el bien mayor. Mi voto táctico serán sin dudarlo, y con entusiasmo, a Vox. Quiero ver qué cara se les queda a los socialdemócratas woke de todas las cloacas llamadas partidos. Guerra a lo woke, sin cuartel. Mi voto, y los que me sigan, será para Jorge Buxadé.