La noticia del fallecimiento del actor Andre Braugher, con solo 61 años, sentará como un jarro de agua fría a quienes creen que los dramas policiales son cosa seria y deben estar basados en libros de David Simon, como lo estuvo ‘Homicidio’. Pero también a quienes consideran que los policías pueden e incluso deben ser objeto de la mofa cariñosa, como sucedía en ‘Brooklyn Nine-Nine’.
En ambas tuvo Braugher papeles principales. En la primera fue Frank Pembleton, detective de homicidios de Baltimore que suele hablar sobre su educación jesuita (el propio actor la tuvo) y sus problemas matrimoniales. Donde más brillaba Braugher era en los interrogatorios; de ahí que hubiera episodios enteros basados en ellos, con criminales encarnados por actores como Steve Buscemi y Paul Giamatti.
Con su cámara nerviosa y tono realista, ‘Homicidio’ adelantaba los aciertos casi documentales de ‘Policías de Nueva York’ o ‘The wire’. A la crítica le entusiasmó, lo que ayudó a que, pese a unas audiencias decepcionantes para NBC, aguantara siete temporadas en antena. Braugher se fue tras acabar la sexta, pero volvió para un telefilme de cierre. En 1998 ganó un Emmy por su interpretación en la serie.
Hace ahora diez años, le veíamos repetir como policía y en NBC en ‘Brooklyn Nine-Nine’, telecomedia de comisaría radicalmente divertida, uno de los mejores ansiolíticos disponibles en Netflix. Ahora era Ray Holt, jefe falsamente inerte del falsamente bravucón Jake Peralta (Andy Samberg), el histérico e histórico ‘foodie’ Charles (Joe Lo Truglio) o la encantada de conocerse Gina Linetti (Chelsea Peretti).
Holt era un hombre gay con una relación estable, pero a lo largo de la serie no se hizo ninguna broma relacionada con su orientación sexual. Sí que se hicieron miles sobre el marcado esnobismo del personaje, su alergia a todo lo popular, que le convertía en heredero brillante de Frasier Crane. A veces nos quería engañar, como cuando nos decía (en ‘Greg y Larry’, episodio 23 de la temporada 3) que no conocía ‘Funky cold medina’, pero acababa versionándola de forma hilarante.