Luis Bru.
La herejía modernista en estado puro, condenada por el gran Papa San Pío X en la Encíclica Pascendi, ahora propuesta desde un príncipe de la Iglesia o mejor un clérigo mundanizado, un hijo de Satanás, de los que pueblan la jerarquía católica. El jefe del episcopado alemán, Georg Batzing ha dicho en una homilía en una iglesia de Coblenza: “Fundar la Iglesia de manera diferente”.
¿Acaso Batzing ha muerto en la Cruz? ¿Acaso tiene palabras de vida eterna o de perdición? ¿Acaso nos ha redimido? El decreto Lamentabili de San Pío X condena 65 proposiciones modernistas del tipo de la fe propuesta por la Iglesia contradice la historia; la Sagrada Escritura no tiene un origen divino y debe ser interpretada como un documento humano; la Resurrección de Jesucristo no fue un hecho histórico, sino una elaboración posterior de la conciencia cristiana; no hay verdad inmutable y esta evoluciona con el hombre; la Iglesia, por adherirse a verdades inmutables, no puede conciliarse con el progreso.
La Virgen nos avisó en San Sebastián de Garabandal: “muchos sacerdotes, obispos y cardenales van por el camino de la perdición y llevan a muchas almas detrás”. Batzing es uno de ellos. Para él, sacrílego y blasfemo: “Se necesitan nuevas ideas para fundar la Iglesia de manera diferente, para atraer a las personas de nuevas maneras a los actos fundamentales de adoración, predicación y servicio desinteresado”. Se necesita, añadió, “coraje para experimentar” y para resistir a quienes dicen “que esto nunca se ha hecho antes”.
¡Qué osadía! ¡Qué petulancia! El fanatismo del hereje en grado sumo. “La antigua estructura ya no es adecuada para el futuro”, argumentó Bätzing. “Todo esto no significa el fin de la Iglesia, de eso estoy seguro, pero sí significa el fin de cierta forma institucional de iglesia que fue formativa durante apenas 100 años, pero de la que tenemos la impresión de que siempre ha existido, ha sido así y en realidad debería permanecer así”. Uno más de la secta bergogliana desvariando y cometiendo el pecado contra el Espíritu Santo, el único que Dios no perdona. Los modernistas no abandonan la Iglesia quieren destruirla desde dentro. Vade retro, Batzing.