Enrique de Diego.
Mi libro ‘Bergoglio, el cojón del anticristo’ va camino de convertirse en un clásico. De tanto en tanto, escala posiciones en Amazon en Epidemiología, donde caprichosamente ha sido situado. De repente, se pone el 2 o el 4, auque habitualmente ronda el puesto 60, pero de pronto encuentra el favor del público y se va al nº 1, como en una ocasión, fuera del periodo de lanzamiento. Por eso digo que se está convirtiendo en un clásico.
Nació, tuvo hechura en una etapa de desesperación existencial cuando decidí dar un paso al frente y descubrir al impostor sin fe. Nació a rebufo del criminal vídeo del «acto de amor» como definió el baboso y vanidoso Jorge Bergoglio al crimen de las timo vacunas, al que tantos sacerdotes han sucumbido, cuando con dolor fui consciente de la traición del Opus Dei al espíritu fundacional que se manifiesta en la timo vacunación criminal en los colegios. Acudía durante meses a las apariciones más recientes de la Virgen -Amsterman con Ida Peterman, Kibeho, Ruanda, Akita, Japón, y Garabandal, Cantabria- en busca de consuelo, apoyo y guía.
El resultado es el libro, en el que estoy con Cristo y no con Bergoglio, obedecer al argentino es ir seguro a la apostasía, por el atajo modernista. Es Bergoglio el que quiere destruir la Iglesia de Cristo, en el que ni siquiera cree, ya no como hereje, sino como ateo. Ahí están sus confidencias al periodista italiano Eugenio Scalfari. Desentraño la obcecada conspiración para hacer abdicar a Benedicto XVI, un sabio, una de las mejores cabezas, pero un patente cobarde, que no tuvo en cuenta el desastre que dejaba con el mequetrefe de Bergoglio, que ha cometido el pecado contra el Espírtu Santo. Por eso la Virgen en Garabandal dijo que sólo restaban tres Papas, porque Bergoglio no es tal cosa, y Juan Pablo I no le contaba por el poco tiempo que estuvo al timón de la barca de Pedro.
Luego están las impresionantes visiones de Amsterdam donde se profetiza la plandemia y la guerra biológica y se describe la guerra en la que estamos inmersos: «Esta es una batalla espiritual que se pelea en todo el mundo. Es mucho peor que cualquier guerra en el presente, ya que socava la Humanidad», esto dicho tras el final de la II Guerra Mundial. «En este momento hay una guerra de ideas. Ya no están en juego razas y naciones, sino lo que se disputa es el espíritu» porque «el enemigo de Nuestro Señor ha trabajado lenta pero eficazmente. Sus soldados están en guardia. Su trabajo está casi terminado» y un consejo o advertencia imperiosa que no ha sido escuchada. «educadores y padres de familia, cuiden de los jóvenes».
Es un libro que da esperanza, que habla del futuro con seriedad pero con confianza, porque Dios no nos ha abandonado, ni la Virgen María. Como dice Alphonsine Mumereke, vidente de Kibeho, Ruanda: «El mundo está llegando a su fin, El regreso de Jesús está muy cercano….La Reina de los Ángeles viene a aconsejarnos que nos preparemos para la venida de su Hijo». La segunda venida de Cristo tambiñen está implícita en los secretos de Medjurgoje. Como la gran apostasía, patente ante nuestros ojos, está explícita en Akita, Japón, 1973: «La obra del demonio infiltrará hasta dentro de la Iglesia de tal manera que se verán cardenales contra cardenales, obispos contra obispos». Y el impresionante mensaje a las niñas de Garabandal, que sus familias se negaban a que lo hicera público: «Los sacerdotes, obispos y cardenales van muchos por el camino de la perdición y con ellos llevan a muchas almas. A la Eucaristía se le da cada vez menos importancia».
Con motivo de la plandemia se ha aprovechado para imponer la Comunión del Cuerpo del Señor en nuesrras sucias manos, en vez de rodillas, en la boca y con reclinatorio y palmatoria. Y sin Confesión. Uno tiene la sensación de que el combate con los satánicos globalistas tiene esa impronta espiritual, es ahí donde se da el combate de verdad.
Harto de ser censurado -mi libro «Yo no me vacunaré», fue retirado por Amazon estándo de número 1 y durante meses- el libro se cierra con una llamada al combate señalando al enemigo y lo que le espera, el tarado genocida de Bill Gates.
Lo dicho: «Bergoglio, el cojón del anticristo» va camino de convertirse en un clásico. Me alegra muco.