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Dos jueces, uno Augusto y otra Iris, y dos fiscales inventan el fuero de los jueces de Elche

Redacción




Enrique de Diego.

Fuero es históricamente, norma o código dados para un territorio determinado y que la Constitución de 1978 ha mantenido en Navarra y País Vasco, según la primera acepción del Diccionario de la Real Academia Española. La segunda es jurisdicción y poder. La tercera es compilación de leyes. 

Vengo quejándome agriamente de la mala comprensión lectora o, en todo caso, de la paranoia gremial, hoy por ti mañana por mí, que tomamos café juntitos. de dos fiscales, José Antonio Artiada Gracia, el que firma J. F. Cortés, que no es pseudónimo o alias, y dos jueces, el denunciante, el juez del cuarto turno de lo Contencioso Administrativo, Augusto González Alonso, y la juez del juzgado Instrucción nº 4, de nombre egipcio y apellidos cien por cien ilicitanos, Iris Valero Paredes, que cogiendo el rábano por las hojas, cambiando el sujeto, que es el chapucero auto, por el juez Augusto, el de la piel fina. Siendo así que en su sentencia da un giro copernicano de 180º y da la razón a las justas litigantes y me da plenamente la razón a mí en la crítica. Luego trataré de esta cuestión que muestra fehacientemente que no hay objetivo desprecio a la verdad, como exige el Código Penal en el enrevesado delito de injurias y calumnias.

Voy ahora que con territorio en Elche y con gremio en la Magistratura pretende Iris Valero Paredes, con gran ignorancia del Estado de Derecho, el concurso del denunciante, y la ayuda de los dos fiscales, dotarse de un Fuero propio, según el cual en Elche no se pueden criticar los autos de los jueces o, al menos, los del Juez Augusto González Alonso, haciendo mangas y capirotes del ordenamiento constitucional y de la jurisprudencia del Tribunal Supremo, del sentido común y del sentido universal de los que es justo. Augusto, el de la piel fina, me denuncia porque mi artículo excede «la crítica razonable que ataca la independencia judicial». Por tres chelines le pido que defina que es «critica razonable», porque según el artículo 20 de la Constitución toda pero toda crítica es razonable y según el Tribunal Supremo llamarles «machistas» y «prevaricadores» es «crítica razonable» y, en todo caso, no debe buscarse la vía penal para dirimirse. Pero Augusto la busca y solicita de primeras 12.000 euros. ¿Por qué? Porque él lo vale, según el fuero de la Justicia en Elche. ¿Para qué? Para tomarse unas cañas a mi salud, presuntamente con Iris y los dos fiscales vengativos-

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Pregúntome Iris en mi declaración «si está dispuesto a retractarse» y «si escribiría un artículo«, Respuesta afirmativa a las dos preguntas, dado que el ínclito Augusto en el tiempo que media entre el auto sobre medidas cautelarísimas y la sentencia ha dado, como he indicado, un giro copernicano, que si estoy dispuesto a aportarlo, que sí y lo aporto. Este es

«Elogio del juez Augusto González Alonso, del Juzgado de lo Contencioso Administrativo de Elche

Nos gusta reconocer el mérito haya donde se encuentra y el juez de lo Contencioso Administrativo, Augusto González Alonso ha hecho justicia ponderada y razonada en el litigio de unos expropiados y el Ayuntamiento de Elche, dando la razón a los primeros y fallando contra el Ayuntamiento de Elche.

El juez conoce y maneja con pericia y perfecto conocimiento las directivas europeas. Entiende correctamente el juez Augusto González que la cesión de los intereses de mora por el famoso decreto a proveedores de Mariano Rajoy y Cristóbal Montoro no fue «libremente consentida ni consta de una manera clara» y que no puede aducirse prescripción. Todo ello bien justificado y razonado, dando prestigio a la Justicia española e ilicitana, en este caso, lo cual representa un desdoro a la forma de actuar del equipo de Gobierno de la ex alcaldesa, la pepera Mercedes Alonso, que perpetró una auténtica chapuza, que ahora el juez subsana con sentido de la Justicia y pericia en el Derecho».

La jueza Iris despacha el artículo a Augusto por ver su ha quedado satisfecho. Contengan el aliento. En el viejo y hermoso Coliseo, según sabemos todos por la película Gladiator de Rusell Crowe, dirigida por Ridley Scott, cuando el gladiador yacía en la arena, el césar con un gesto para arriba o para abajo decidía la suerte del desdichado. Pues Augusto, acogiéndose al inexistente Fuero del Palacio de Justicia de Elche, manda una escueta nota con el dedo gordo señalando al Vinalopó, es decir, para abajo, y muestra «mi interés en continuar la tramitación de la causa«. E Iris Valero Paredes, eleva el Fuero del Palacio de Justicia de Elche a rango máximo de ley perpetua, y continúa y el fiscal J. F. Cortés fija un fianza de 3.000 euros más otros 5.000 para la buchaca o faltriquera del césar. Y de paso pone un latiguillo aterrador, que dicen se pone siempre para acojonar, sobre mi ingreso en prisión y si Augusto quiere que le informen si se me conceden permisos o el tercer grado carcelario; que está de más, cuando ni siquiera pide pena de cárcel sino que va simplemente a por mis mondongos. Y está muy mal lo de acollonar a un periodista, que lo es a la sacrosanta libertad de expresión.

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¿Es o no es arbitrariedad y tiranía gremial o corporativa? Y luego Iris me pregunta si tengo conocimientos jurídicos. Y la pregunta la vuelvo por pasiva. En libertad de expresión y de opinión no hay quien me gane, por eso pido la autodefensa con respecto al Pacto de Derechos de la ONU y el Convenio de la Unión Europea, suscritos por España y no en papel mojado. Si no hay objetivo desprecio a la verdad, como se observa clamorosamente en el cambio copernicano de Augusto, tan elogiado por el menda, no hay ilícito penal e Iris está perdiendo el tiempo y el dinero del contribuyente, que la pagamos para que persiga y juzgue a delincuentes y no para que pierda el tiempo y haga el ridículo inventándose Fueros que no existen. Ya dijo el navarrico de la Ribera, más bruto que un arado, ‘o sea, los fueron son los huevos de los navarros«.

Por encima de los supuestos Fueros del Palacio de Justicia de Elche está el ordenamiento jurídico, el Código Penal, la jurisprudencia inequívoca del Tribunal Supremo y coronando todo el edificio, la Constitución. Y recurriendo al sentido universal de lo que es justo, digo que clama al cielo que el Juzgado de Instrucción nº 5 archivara mi denuncia del genocidio de la timo vacunación y estemos en estas por la piel fina de Augusto, que actúa como un césar de Gladiator, tal que Cómodo: que continúe el bochornoso espectáculo.