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Segunda respuesta a Enrique de Diego: Ante el golpe de Estado de Pedro Sánchez

Redacción




Ignacio Fernández Candela. Escritor.
Respondo a tu segunda carta en este día en que Pedro Sánchez demuestra la práctica criminal del poder. Intuí que no tardaría en aparecer la pluma incisiva que caracteriza tu sobresaliente escritura. Con mis propios arreglos morales no me responsabilizo de mi actitud en defensa de las libertades, más que en mi propio libre albedrío para tomar decisiones en virtud de mis percepciones sobre una realidad de Estado de por sí deformada por el socialcomunismo. Con un juicio maniqueo de la realidad sociopolítica observo que hay una diferencia abismal entre el demente Pedro Sánchez y los que le plantan cara desde una Oposición que desempeña un deber histórico al margen de sus virtudes o defectos. Después de escuchar a Arrimadas, hasta dan ganas de perdonar los exabruptos que llevarán a Ciudadanos hasta la extinción. Solo la existencia de una confrontación ante las torticeras tramas del sanchismo exige un respeto a falta de ver dónde desemboca este trance, calco a las barrabasadas del frentepopulismo como preámbulo a lo que desencadenó la Guerra Civil.
Pedro Sánchez.

El jueves 15 diciembre se consumó la aberración de reformar tres leyes orgánicas concluyentes, a través de una simple enmienda, como atentado contra el Estado de Derecho. Reforma de la sedición y la malversación que es desarmar la seguridad del Estado, si es que no había claudicado lo suficiente, así como la reforma del Poder Judicial. Usar las lagunas de la ley para violentarla. Ni la petición de VOX acerca de posponer el pleno a falta de la consulta al Tribunal Constitucional, ni de Ciudadanos sobre el escrito de reconsideración o la intervención de Cuca Gamarra por el PP, argumentando que no se habían agotado los trámites previos, han apeado a la esbirro independentista Batet de ejecutar el miserable plan sanchista. La traición de Sánchez es declaradamente criminal junto a sus cómplices pertrechados y al acecho para golpear la democracia. De ahí que no se hará esperar el acoso a la Oposición cuando el desalmado Sánchez ya la ha señalado acusándola de estar fuera del orden constitucional.

Un poder robado a la voluntad de los electores, antes a la soberanía popular cuando se atrincheró después de que durante la moción de censura contra Rajoy prometiera convocar elecciones. Bien lo sabes, Enrique, de ahí tu hartazgo contra el sistema,  todo ha sido sucio junto a sus cómplices delictivos. Cómo será la radical deriva del cum fraude que los barones socialistas han abandonado el amago de la protesta, para alinearse con la inmensa mayoría ciudadana y protestar contundentemente contra los atropellos que dejan en la cuerda floja el equilibrio constitucional. La explicación podría encontrarse en la inmediatez de las elecciones autonómicas, pero prefiero pecar de ingenuo, argumentando que es un impulso sincero de indignación contra la izquierda radical comandada desde La Moncloa. En otro país que entendiese el mérito de los sacrificios por la libertad, el canalla habría sido frenado en la intención y juzgado en la práctica golpista. Práctica golpista y criminal con amenaza de agravarse al no existir límites en el objetivo de perpetuarse en el poder.

De fullero a traidor y del juego sucio a traspasar las fronteras de lo delictivo e implicarse en prácticas criminales con abuso de poder. El trepa  lo lleva en la cara. El Sánchez del pucherazo en primarias está superado como el farsante sin honra de la mentira permanente. Sin máscara ya no es solo sospechoso y quedan en evidencia las innúmeras iniquidades provocadas tras el disfraz del demócrata que nunca fue. Sus maniobras arteras ya no se disimulan como trilero consentido de la democracia. Nos encontramos ante un criminal cuyas malas artes incluyen el gerontocidio, la matanza de una generación con la excusa plandémica. De sus orígenes familiares con lo putrefacto de progenitores ahítos de corrupción, un vástago trilero, una atrofia de la dignidad personal, sin concesiones, con la malicia que refrenda un trastorno psicológico no tan perjudicial para el mundo como su rastrera falta de escrúpulos, de moralidad y conciencia.  El Estado de Derecho no podía esperarse la irrupción de un ser abyecto guiado por el instinto de la codicia y rebozado en un pestilente ego que ha dejado un rastro de basura legislativa favoreciendo a los enemigos del conjunto social. Un poder ejercido con criminalidad con lo que ya constatamos y lo que todavía está encubierto en este golpe de estado por capítulos cuyo grueso de la trama está por ver.
Apreciado Enrique de Diego, por mi Padre y mi suegro, con lealtad al amigo José María Ruiz-Mateos como primera víctima mediática de la hecatombe que amenaza a toda España, siendo encomiable tu resistencia ante un frente global, me acercaré a las urnas para en última instancia decidir sobre este dilema con un punto de encuentro: la libertad que amenaza gratuita y arbitrariamente el criminal golpista que ocupa La Moncloa y de cuyas  aviesas intenciones vengo advirtiendo desde el 2014: