Enrique de Diego.
Ignacio Fernández Candela, insigne escritor y querido columnista de Rambla Libre, has tenido la clara deferencia de reseñar mi libro «¡No votes!», que, poniéndome visionario, va a a arrasar y a echar a pique al sistema. Me permitirá el amable lector, e Ignacio, unos minutos de publicidad: es un libro que va a ir de menos a más, y para febrero, estará en pleno estallido; se adquirirá y se regalará masivamente, porque es muy bueno y plenamente oportuno; quien lo lea se sumará al esfuerzo liberador y justiciero. Ignacio Fernández Candela, que escribe con pluma fácil y aguerrida, y que ha dado algunas batallas épicas como la que dio junto a José María Ruiz Mateos, que le honra, siempre me recuerda la batalla, victoriosa, que dimos el que suscribe y Rambla Libre contra el aceite de palma. La dimos, como casi todas, en solitario y contra gigantes de la alimentación como Uniliver o los potitos Hero, que envenenaban a los niños. Ahora, siempre me recuerda, cuando sale el anuncio de Nocilla, por ejemplo, destacando «sin aceite de palma» esa victoria clamorosa que vivimos con absoluta humildad porque nadie, menos él, nos la va a reconocer y no la di para tal cosa, sino por el bien de la gente. Cito la batalla del aceite de palma para indicar que podemos presumir de visionarios, que estamos probados, y que cuando digo que «¡No votes!» arrasará es que lo hará. Por ahora, lleva una vida suficiente mediocre, que es lo que le conviene; suficiente para ser leído por un número significativo de pioneros que irán sirviendo de altavoz poderoso. Porque no hay otra que esta vez la abstención activa sea abrumadora y venza y se abra paso, mediante la insurrección general, a una era representativa, benéfica y liberadora.
Voy a tratar de convencer a Ignacio para que no vote y se sume a la ola. Ardua tarea, porque Ignacio es correoso y tenaz, diría que es obcecado. Desgrana las cuestiones que le llevan a dudar de votar: el PSOE y Podemos, me dice, están destruyendo España; son unos canallas, son diabólicos, son el puro despilfarro, con la ideología de género han eliminado la presunción de inocencia, gobiernan con separatistas y con etarras y han eliminado el delito de sedición. Resume sus preferencias patrióticas: «apoyo la labor institucional de VOX, la valentía de Ayuso y de otros pocos políticos conscientes de la alarmante deriva criminal de Pedro Sánchez y sus tabernarios socios». Bien, te mueves, querido Ignacio, entre Vox e Isabel Díaz Ayuso, luego te agitas entre demonios y te impelo a que vayas hacia la Luz, la única que puede salvarnos. De la diablesa Isabel Díaz Ayuso hay ya declaraciones suyas a favor de la eutanasia y del aborto a lo Bibiana Aído desde 2011, cuando era una renacuaja de Nuevas Generaciones y ejercía de niña pagana y diabólica, aunque todavía no conocíamos a su familia haciendo negocios a cargo del contribuyente. De Vox sólo decir que son unos jetas consumados y que se corresponden con el sector del PP que ha engañado a la concurrencia diciendo que el PP auténtico haría la cosas de otra manera, más patriótica, y que ha encarnado Esperanza Aguirre y ha proclamado el vocero lacayo Losantos, hasta que la treta no surtía efecto y hubo que romper la baraja y salirse del partido para apoyarlo. Es una estrategia que conozco al dedillo y me resulta cansado explicar. Baste decir que las dos propuestas estrellas y llamadas a cambiar algo, el fin de las autonomías y la no financiación pública de partidos, sindicatos y fundaciones, fueron arrumbadas a las primeras de cambio, cuando oyeron tintinear la caja de los caudales y tuvieron diputados autonómicos en la poltrona. Es de vergüenza ajena. Te recuerdo que Santiago Abascal fue un chico colocado por Esperanza Aguirre en un chiringuito que tenía su nada desdeñable sueldo como único gasto. Pero, para ti, es bueno aquello de que con estos bueyes, y sus corrupciones, hay que arar.
Te concedo que Pedro Sánchez depende de separatistas varios y de etarras, que ha descafeinado hasta hacerlo irreconocible el delito de sedición y va a sacar la Guardia Civil de Tráfico de Navarra. Sólo por esas dos cuestiones bien valdría depositar el voto. Pero mucho temo que el PP tiene en su ADN, desde José María Aznar pasando por Mariano Rajoy, consolidar las mamarrachadas que hace el PSOE. Si no me falla la memoria Aznar dejó intacto el aborto y no modificó el nefasto sistema de elección del Consejo General del Poder Judicial, a pesar de que se trató de una promesa reiterada en firme. De Mariano Rajoy, mejor no hablar: hizo campaña con la reducción de impuestos y, una vez ganadas las elecciones, procedió a hacer una subida brutal y a ser continuista del zapaterismo. De Alberto Núñez Feijoó supongo que no esperas nada. A mí me engañó, como es su costumbre, prometiendo en mi programa de radio que respetaría la libertad de los padres para elegir la lengua vehicular para la educación de sus hijos, castellano o gallego, para pasar a practicar el nacionalismo más radical y desorejado.
Como has leído mi libro «¡No me votes!», sabrás que estamos en guerra, yo así lo siento y lo vivo, contra todos los demonios globalistas y sus sirvientes, que son todos, los del PSOE, Podemos, PP y Vox. Como no te falta experiencia, aunque la mía sea mayor, nada va a cambiar, todo va a empeorar, estén unos u otros, y no es baladí que Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijoó luzcan en sus solapas el pútrido pin de nuestra perdición completa, el de la agenda 2.030, también Felipe de Borbón. El sistema no funciona, está podrido, y forman parte todos: todos son el enemigo, separatistas, falsa derecha y falsa izquierda. Carece de legitimidad de ejercicio y va a intentar subsanarlo en unas elecciones. Se trata, con la abstención activa, de evitarlo. Ha cometido genocidio, por encargo de Bill Gates y Klaus Schwab, entre otros, y de ahí han devenido, con el apoyo de la cloaca mediática, todos nuestros males sobrevenidos: la inflación desbocada, la energía por las nubes y el gas imposible, la fumigación hartera como ratas -Vox no pegunta, silencio cómplice- con los chemtrails; la ruina y la miseria y el hambre, con todas las letras, la vuelta al diccionario de ese término, a la vuelta de la esquina.
Querido Ignacio González, por el respeto que me mereces, te diré que todos son culpables del genocidio que se sigue perpetrando con las timo vacunas, tras los totalitarios confinamientos. Que Feijoó propuso a Pedro Sánchez la timo vacunación obligatoria, el pinchazo por las bravas, por lo militar, como dijo ese pobre hombre que es Miguel Ángel Revilla. Feijoó impuso el pasaporte covid y fue el último en levantarlo, y no se podía tomar un ribeiro y un pulpinho da feria sin mostrar el vasallaje letal. Y Vox se desgañitaba, ahí está la hemeroteca, con Jorge Buixadé, para que Perico Sánchez trajera más timo vacunas con urgencia. Y no digamos el impresentable de Juan Luis Steegmann. tan apasionado de las timo vacunas, que no quería que se desperdiciará ninguna. Y los eurodiputados de Vox, con el inefable Hermann Tertsch -¡vaya apellidos más patriotas que se gastan en Vox!- votaron a favor del pasaporte covid, sin él que no se podía comprar ni vender, ni viajar. La mansión de Santiago Abascal huele a botica y ahí lo dejo. Yo, me acuso, adolezco de cierta ingenuidad y, por defender a los niños españoles, le transmití, a través de su lacayo adiestrado, el abogado Rafael Ramos Rodríguez, al general Manuel Mestre Barea, diputado de Vox por Alicante, que hicieran algo, pro favor, que dieran la voz de alarma, y que si quieres arroz, Catalina, ni por su honor fue capaz de hacer nada.
Entro en terreno altamente sensible, sé lo honorable que era tu padre, y lo que valoras su memoria y su ejemplo, y eso te honra sobremanera, como buen hijo, y lo que has sufrido por su pérdida, víctima propiciatoria e inocente del gerontocidio desatado en los primeros compases de la plandemia, que entró en el Hospital Gómez Ulla, por un problema respiratorio crónico, habitual, y se puso de rodillas pidiendo la Extrema Unción como el buen cristiano que era, Dios lo tenga en su gloria. Y fue sacrificado alevosamente por «protocolos», me dices, que venían de Pedro Sánchez, pero que ejecutaba Isabel Díaz Ayuso, y ese es el mismo argumento amoral que adujeron las SS en Núremberg, que obedecían órdenes. Y, sin bien, la Ayuso defendió la hostelería madrileña, pasada la batalla, de ella queda como amargo recuerdo el Ifema y el Hospital enfermera Isabel Zendal, dos campos de exterminio sanitarios, dos monumentos a la gran mentira genocida globalista. Y queda el envío de morfina a las residencias de ancianos para que tuvieran una muerte piadosa.
Hasta ahí hemos llegado, y no hemos tenido, ni tú ni yo, ni nadie, un maldito diputado o senador, al que dirigirnos para protestar, denunciar, poner el grito en el cielo, porque no hay representación ninguna, y todo es una farsa y una estafa, ni ha habido un juez con dignidad en España que parara la timo vacunación asesina, a pesar de que yo -me describes como idealista, supongo que no con el ánimo de descrédito que se usa el término para describir a alguien- acudí a los tribunales, pensando que la salvajada era tan mayúscula que actuaría la Justicia, porque si no hay Justicia habrá venganza, y no la ha habido, la denuncia se agostó en vericuetos procesales de archivo, porque no hay en España división de poderes. Porque esto no es democracia, es una mierdocracia, que selecciona, votación tras votación, a los más mierdas y ya desborda el vaso, son muchas elecciones vividas, con el mismo argumento del mal menor, que no deja de ser sumirse en el mal, y ya estamos con el agua por encima de las comisuras de los labios. Así que, querido y respetado y admirado Ignacio Fernández Candela, apuesta por la abstención, por la revolución que entraña la ola abstencionista. Y escucha el clarinazo: Ahora o nunca.
Mañana tienes una cita con la Libertad
Mañana, héroes de la Libertad convocan concentraciones por toda España bajo el lema #FelizNoConstitucion, para obtener y conquistar la propia Libertad política y la de todos. Con profunda emoción, son gentes ilustradas que no buscan un puesto político ni una subvención, ni una prebenda, sino tener una Constitución con diputados representativos y división de poderes. Son la esperanza de España, lo mejor de la nación y se van a reunir en:
- Coruña: Plaza de Obradoiro (Santiago). 11h a 13h.
- Zaragoza: Plaza de Aragón (parada de la Avanza). 11:30.
- Málaga: Plaza de la Marina-11:30 a 13:30.
- Madrid: Plaza del Dos de Mayo y posterior manifestación a Plaza España, de 11 a 15:30.
- Cáceres: Plaza Mayor- de 12:00 a 14:30.
- Valencia: Plaza del Ayuntamiento – 16:00.
- Barcelona: Plaza Ramón Berenguer el Grande – 10:00 a 14:00