No existen las casualidades en lo que a la agenda globalista se refiere.
Bergoglio llama las masas a la obediencia a los organismos internacionales, mientras la putrefacta ONU sufre un serio revés en sus planes para asumir la autoridad sanitaria sobre las naciones y el Foro Económico Mundial contempla contrariado cómo ni el timo cambio climático ni la nueva plandemia de viruela del mono provocan ya el pánico necesario para sus planes de dominación.
El Mal y sus organismos no dejan de intentarlo. Si no logra sus objetivos usando el terror, la perversión y la ruina económica, no dude en acudir a la supuesta autoridad espiritual y moral de un líder religioso que, como es el caso de Bergoglio, ni es garantía de espiritualidad, ni es ejemplo de obediencia a Dios, ni mucho menos es modelo de defensa de los valores de occidente.
A estas alturas, albergamos muchas dudas respecto a que la llamada a la obediencia por parte de este traidor a los suyos y cómplice de los más horrendos crímenes de la agenda globalista llegue a tener algún efecto.